Si ha caído el Gran Poder, señor de sus cielos de cera, caerá Zapatero de su alfombra voladora y puede caer el imperio socialista andaluz como un Bizancio de arena. Ahora, una encuesta del Instituto de Investigación, Marketing y Comunicación le da la mayoría absoluta al PP en las próximas elecciones andaluzas. Pero no es tanto por las encuestas como por esos signos que nos muestran igual los brujos que los analistas: los ministros que nacen muertos, los planetas que se parten en dos cuernos, la oscuridad que llega como una rama que tapa el mundo. Esta encuesta sólo ha tenido que mirar cómo huían los árboles y se retiraba el mar. Esto es ya un interregno. Zapatero está tieso, desahuciado. Es su propio fantasma persiguiéndose, habla con su calavera, cuya sonrisa sólo asusta más, como cuando se alumbran los esqueletos. Parece que está bailando la danza macabra de los códices medievales, llamando a todos a que se unan al destino de su enterramiento. Seguro que hará un último intento con un Gobierno renovado, pero éste, hecho de figurines, propagandistas y cadáveres políticos, ya ha dejado la peste instalada en nuestra casa. Zapatero ha sacrificado sus dogmas, ha renunciado (y renunciará más) a la ortodoxia de su ideología, pero será un sacrificio inútil y tardío, como si sólo se hubiera cortado un rizo para quemarlo. En cuanto a Griñán, nada hace salvo seguir el camino de llagas de Zapatero. Eso sí, piensa que aún pueden salvarle los prejuicios tan bien alimentados por ellos hacia el PP y el tamaño y el poder de la gran iglesia de promesas, cuentos, regalías, damnificados, dependientes, adormecidos y mantenidos que han levantado en Andalucía. Pero cuando ya están cayendo los dioses con las manos atadas a la espalda, cuando la furia de los desesperados convierte en corcho roto lo sagrado, ni su rosa sentimental ni su alcázar de piedra les protegerán. No sé si, al final, tras los signos pavorosos en el cielo y la tierra, terminarán llegando a la Junta ésos que nos dicen las encuestas. Si llegan, espero que aprendan la lección, que no caigan en el fanatismo, el amiguismo, la indolencia, la ambición, la propaganda, la vanidad, el despilfarro, la bobería y la ceguera. Mientras, por lo que ha ocurrido y puede ocurrir, les recomiendo una cosa a todos los políticos y a los demás que estamos viviendo este fin de los tiempos: penitenciágite!
23 de junio de 2010
Los días persiguiéndose: Penitenciágite (22/06/2010)
Ahora que el Gran Poder está manco es cuando puede suceder cualquier cosa. Los dioses han abandonado a sus hijos, que ya son cazados a lazo por las calles, y sus símbolos vuelven a la leñera. Sólo ha sido un loco, dicen, pero los locos son muy buenos dejando metáforas. Cae lo sagrado de un solo empujón, como cayó la economía de un estornudo, y lo próximo serán los gobiernos, tan altivos como los dioses de peana. Ha empezado la era de las hogueras, de los flagelantes que van gritando en medio de la destrucción, como aquellos dulcinistas verdaderos o inventados de Umberto Eco, eso de “penitenciágite” (penitentiam agite, o sea, haced penitencia). Sí, haced penitencia, porque esto se va al garete. Los supersticiosos, los pesimistas o los cuerdos llevan mucho tiempo viendo signos en los cielos y ajenjo en el agua, o sea, a este país con su dinero falso, su miseria, su paro, su deuda, su corrupción y su impotencia, mientras el Gobierno anudaba moñas. No hacía falta que el Gran Poder fuera depuesto, convertido en madera como el dinero se ha convertido en basura y los políticos en sepultureros, para que nos diéramos cuenta de las mentiras que nos sostenían. Basta mirar alrededor, cómo cruje todo igual que antes de las avalanchas y las estampidas.
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1 comentario:
Pasarán generaciones enteras, tú, los tuyos, los míos, los que estén por llegar, y el Señor del Gran Poder, seguirá en su sitio.
Tú no estarás, ni yo, Él sí.
Supongo que te joderá. Te aguantas.
Un saludo
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