13 de marzo de 2012

Hoy viernes: Contrarreforma (17/02/2012)

Griñán ha animado a “decir no a la derecha de la contrarreforma” justo cuando esa derecha parece más bien calvinista, con su moral industriosa y su virtud de la calderilla. Griñán, como todo este PSOE, concibe la política como una guerra de religión, pero seguramente no estaba pensando, al hacer esta referencia, en el gran meneo que sufrieron Dios y sus cancillerías en el siglo XVI. Pero el símil es bueno aunque dándole la vuelta. Griñán se ha equivocado de bando o de iglesia con esto de la reforma y la contrarreforma. Este PP no es Trento, sino más bien las 95 Tesis, y al PSOE (sobre todo en Andalucía) le corresponde mejor el papel de Papado corrupto, de catolicismo imperial, traficante de indulgencias y salvaciones, ahíto de poder terrenal y principesco con la excusa del dios de su ideología. Ha sido el PSOE el que ha celebrado, con urgencia y desesperación, su particular Concilio de Trento en Sevilla, que como aquel otro se ha quedado en pasear más santos, poner a un Papa aún más gordo y a una jerarquía aún más tremebunda, reactivar la Inquisición contra la derechona y azuzar las guerras de religión. Es el PSOE el palacio envilecido que quiere purificarse con nuevos rezos, mientras el PP ha optado por ese Dios un poco tendero del protestantismo y busca la salvación en la hacendosidad. O sea, el PP es más la Reforma y el PSOE la Contrarreforma. Una contrarreforma agresiva pero en el fondo insustancial, como también fue aquélla, con un ejército de misioneros y progres frailunos para convertir a la gente pero sin modificar el núcleo de su fe, ya podrido, y queriendo poner en el rito, las maneras y los cánticos lo que ya no hay en la ideología.

Cuando una religión se derrumba no vemos a los dioses caer del cielo como azulejos rotos, sino a sus sacerdotes negándolo y a los creyentes poniendo aún velas en el agujero de las hornacinas y de sus corazones. Al PSOE le está pasando esto. Las iglesias se pueden mantener vacías de dioses y en el PSOE lo estamos viendo. Ya sólo luchan por conservar el puesto, el trabajito, el papeíllo. Los clanes se disputan los jirones de la túnica sagrada, escapan con las ropas de las estatuas como arrancadas a muertos, se llevan los cálices y los dientes de los santos reducidos a menaje. De Dios quedó un cenicero y de Mesías, un sacristanejo. Sus listas electorales parecen ahora las de los justos que se salvarán en el Juicio Final. Nadie en el PSOE se preocupa ahora de lo que pueda pasarle al socialismo, sino de sobrevivir ellos a la tierra y al infierno. Están viendo a un PP que llegó al Cielo con la hucha y el bisturí, pero en realidad no tienen reforma, ni contrarreforma, ni Dios ni Diablo que oponerle. El PSOE mismo se encargó de vaciar su iglesia, como una jaula de la que espantaron a los ángeles.

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