9 de octubre de 2012

Somos Zapping: Los caniches y la marca España (08/10/2012)



Conspiración. La gente pasa enseguida de limpiateteras y recogecolas de famosos a analista internacional de medios y especialista en la Casa Real. Sobre todo en Canal Sur. Y más, si hay un tiempo muerto para rellenar, entre el telediario y el sopor. A esa hora ya no hay telenovelas, pero sí una especie de actualidad telenovelada que nos trae el nuevo programa Más que noticias. Es una contraportada de telediario pero muy alargada y reportajeada, y que transmite la sensación de que tardan demasiado en sacudir las migas de la mesa de los informativos. Esto de querer hacer actualidad con vocación de postrecito tiene sus peligros y sus sorpresas, por ejemplo, que alguien con sonrisa galletera aparezca de repente a descubrirnos una conspiración internacional contra España. Y eso hizo Inmaculada Casal. Yo, la verdad, ya sabía que ahuecar permanentes a duquesas o a sus caniches, mostrar salones con los tapices como servilleteros y cantarnos genealogías de toreros con relicario en el paquete, siempre ha sido cosa que da muchas tablas para poder analizar la política internacional y el periodismo global. Así que no me extrañó lo que dijo Inmaculada Casal en su reportaje o análisis a cuenta de unas informaciones de The New York Times sobre la supuesta abultadísima fortuna del Rey. Con toda la fuerza y la esencia del gran periodismo (estilo The Newsroom) en su pelazo, empezó así: “¿Quieren que les diga a qué responde esta campaña de The New York Times? Pues nada más y nada menos que a la sed de venganza. Venganza contra nuestro monarca y también venganza contra la marca España”. Sí, así, como un fan defendería a su Pantoja, un chavista a Chávez o un tertuliano de Telecinco su silla pringosa. E insistía: “esto se enmarca dentro de una campaña global contra la marca España”, “de lo que no hay duda es de que existe una campaña de desprestigio contra la marca España”… Y las pruebas de esta conspiración americana, en la que entran medios, políticos y no sé si la CIA, Hollywod, los Simpson y la mafia, eran “las apocalípticas fotos de un indigente buscando comida en la basura” o “las últimas declaraciones Romney durante el debate presidencial de EEUU en las que calificó a la economía española de despilfarro”. ¿Delirante, desquiciado, ridículo? ¿Es lo que ocurre cuando el periodismo palanganero se pone a hacer análisis? La verdad es que en el periodismo de altura, serio y concienzudo, hay muchos riesgos. Por ejemplo, inhalar demasiada laca. A Inmaculada Casal, hay que tenérselo en cuenta.

Tardes de mitin. No sé si el programa se llama Más que noticias por lo que le van añadiendo a la noticia en sí: un poquito de fantasía merovingia, como antes, o un conveniente palito al Gobierno del PP, que con ese estilo de sobremesa se disimula mejor. El reportaje iba sobre cómo afectaba la crisis a los discapacitados y la frase fue, tal cual, ésta: “Las medidas adoptadas por el Gobierno Central afectan y vulneran los derechos de un millón de personas con discapacidad”. No sé si prefiero aquellas tardes de telenovela a estas tardes de mitin.

Los mismos bigotes. No nos hemos librado de la copla, que ahora recurre al desecho de tienta, ni tampoco de Menuda Noche. Parece que se ha conseguido abaratar la cosa usando recursos propios de Canal Sur: mandan una unidad móvil como una ruló de feriante a una carpa, y ya está. Pero ahí seguimos: la insufrible copla, los viejitos y los niños cargantes (“más cerca de los andaluces que nunca”, anunciaban o amenazaban); Toñi Moreno, ahora también hasta por las noches; el pelopichismo sabihondo de Manu Sánchez multiplicado por tres… Los programas culturetas y verderones se han encogido y refundido entre ellos y los informativos se han alargado con chorradas y periodismo de barredura, como hemos visto. Sólo Jesús Vigorra nos aporta algo de esperanza, pero ya veremos. En fin, tanta revolución que se anunciaba y Canal Sur sigue con los mismos bigotes, macetas, trompeterías sumisas y retortijones de bajo vientre. El servicio público ya sabíamos lo que era. Y lo que seguirá siendo.

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