6 de diciembre de 2012

Somos Zapping: El bombero era torero (26/11/2012)



El interventor aplastado. Habló en parábolas, interpretables como huesecillos de chamán; les regaló a todos una aprovechable ambigüedad, usó el verso administrativo para decir que sí y que no a la vez como un coquetón. Ahora, lo han aplastado. Manuel Gómez, el interventor kafkiano, le hace de pareja al único culpable que ha encontrado la partitocracia vestida de justicia con moñas. Y encima, en las noticias de Canal Sur, Susana Díaz aún decía que se reservaban “cualquier posibilidad de acción legal que haya en restitución del honor”. El honor. Aunque el informativo contaba el asunto como una pendencia de espadachines, hay palabras que deberían estallar en la boca de quien las dice. La burla que ha sido, no ya la comisión ERE, sino todo este descomunal mangazo que han tenido el morro de defender usando la propia ley, el Parlamento y la lógica más retorcida y sucia que he visto jamás en política; esta burla, decía, termina con monigote y pastelazo en la cara. El bombero del incendio de los ERE era bombero torero. Creyó que lo prudente era mezclar azúcar y cicuta y ahora ya ha visto lo que ha conseguido con su tibieza. Se arrepiente, pero a los arrepentidos siempre les rondan la venganza, la mentira y la navaja. Después de la burla, ya sólo nos quedan los tribunales, donde hasta a los más duros gánsteres se les ha secado el gaznate ante el mazo y las mucetillas.


Sin medicina. Corazones como peces fuera del agua, doctores amables como los de granja, héroes que sostienen con pinzas el alma de los dolientes… ¿Se trata de un homenaje de Andalucía directo a la medicina? Lo merece, pero no es eso exactamente. Porque sus reportajes son como los que se les dedican a los tigres o a las ballenas, ya con la melancolía de la pérdida. Para AD, ese tigre amenazado es la sanidad pública. Hasta tienen un hashtag: #sanidaddetodosAD. Eso es lo que se homenajea, insinuando su entierro. El entierro que anuncia el PSOE, claro, y que señala al asesino que ya sabemos. Pero aún se puede ser más sutil. En Salud al día entrevistaban a Pablo Carbonell, actor de Hospital central, y mostraban algunos momentos de la serie. Eligieron bien: se hablaba de cómo evitar “la privatización del hospital” y el personaje de Carbonell respondía que “con la insumisión”. Nada es casual en Canal Sur. Todo sirve a quien tiene que servir. No hay medicina contra eso.


Morerías de las zapas. Termina ya la temporada (o la serie) de La respuesta está en la historia, con sus morerías y sus anales de cocinillas. O eso era al principio. Luego, cualquier cosa valía si se presentaba en una balconada andaluza o con una aceituna en la boca de una morena. Uno de los misterios históricos que nos desvelaron hace poco: “¿Por qué los andaluces utilizamos zapatillas de deporte?”. Hombre, si hubieran dicho alpargatas e indagado en nuestra secular pobreza… Pero sacarnos skaters y baloncestistas de la NBA… El siguiente no fue menos sorprendente: “¿Por qué decimos que alguien es un friki?”. Historia, ya ven, es cualquier cosa.


Tiene que estar. Cada vez que lo veo en televisión me sobresalta, me da un susto como de vieja. Es como si no perteneciera nunca ni al momento ni al sitio en que lo vemos, a la vez que nos rendimos a la inevitabilidad de que esté ahí. No sé, como Mocito Feliz. Me refiero, claro, a Leonardo Chaves, al que veo en las noticias de deportes presentando a un jugador del Cajasol o tendiéndole la camiseta. Es que hay gente que tiene que estar, no pregunten por qué. Y ahora, claro, me refiero a Mocito Feliz.


Lo que toca. ¿Sabían  ustedes que Andalucía es la segunda comunidad española que más exporta? Pues salgan a la calle, véanlo, siéntanlo, perciban ese ambiente de riqueza como portuaria o veneciana o bizantina. De decirnos estas cosas, más que de vender fuera, se encarga la agencia pública Extenda. Entendible. Pero choca ver un publirreportaje suyo como parte del programa Los reporteros. Es lo que hay. A AD le toca sacar a los hospitales en la UVI y a Los reporteros, poner cuentos de Las mil y una noches.

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