29 de octubre de 2007

Los días persiguiéndose: Así en la tierra (29/10/2007)

Parece que las cosas del Cielo y de la Tierra están muy adesvanadas y ahora toca ordenarlas como si hubiera que limpiar una pajarería después de mucho tiempo. El Cielo, que es una estantería de dioses y un arpa becqueriana, acumula también percheros de cura y santos sin pasaporte que esperan la mano del Papa para ocupar su mesa, porque el Cielo, una vez recompuesto, debe quedar como una oficina. En la Tierra, el hombre ha ido revolviendo los mares con las nubes, hinchando la atmósfera como una colchoneta, vaciando sus cajones en los valles y tenemos a la Naturaleza que se rebela y se derrama como una nevera abierta o como leche hervida en las fábricas, en las ciudades de estufa y gasolina, en los bosques que se ahorcan en su montaña y en los polos igual que un solárium, pidiendo abrir ventanas antes de que nos asfixie el tufo de la civilización. Somos muy dejados. Abandonamos muertos dormidos y sin etiqueta en el Cielo hasta que unos excursionistas tienen que irse a Roma a despertarlos a campanazos, o al menos encargárselo al Papa, que es un mayordomo que sólo ciertos muertos gloriosos tienen para ese menester. Abandonamos basura en los rincones o en la alfombra que hacen los ríos hasta que Al Gore, que ve la Naturaleza como la ve un indio, hermanado con los osos y preñado por las praderas, nos avisa de que Gaia se defenderá matándonos si no dejamos de respirar tan fuerte.

Ante estas ceremonias de poner orden arriba y abajo, con ascensores llenos de exvotos y dulces de monja para los mártires y con diplomas para espantar los huracanes, cabe un escepticismo al que yo me apunto con matices. No cree uno que en el Cielo espere nadie su cédula de santo para empezar a patrullar por las iglesias. Lo que sí consiguen estas burocracias de la resurrección es hacer un Cielo español como el de José Luis Cuerda, el de su película Así en el cielo como en la tierra, donde la Gloria era un pueblo como castellano, San Pedro un guardia civil y la ira de Dios una señora que daba guantazos. Estas beatificaciones no moverán nada allí arriba pero aquí van haciendo crecer ese Cielo español empezando por las alcobas de vieja y por el Valle de los Caídos, donde ese abad que dice que “lo español y lo católico van unidos” y que “España se sostiene en Dios” tendrá para toda una liga de fútbol de santos patriotas o para una baraja entera de matamoros baturros. Tampoco el cambio climático me convence, ya no sólo como apocalipsis, sino sobre todo como religión, como pose política y como merchandising. Que alguien tan serio e independiente como Manuel Toharia ponga en duda estas emergencias ya sería suficiente para repensarlo. Al Gore, prieto como si guardara sus cataclismos bajo el traje, me parece lleno de fallos y sustos, y veo a muchos científicos asalonados demasiado pendientes del dinero, de la publicidad y de las cátedras que ahora se reparten para el tema. Sigo pensando que aún no tenemos escalas, que los modelos de predicción no son fiables, que no está clara la correlación del CO2 con la temperatura y que, sobre todo, nada vende mejor que el miedo y eso ya merecería cierta prevención. Por otro lado, sin embargo, sé que si los escépticos están equivocados, nos queda poco tiempo para reaccionar. El planeta no va a esperar, como los santos, a que el que manda diga si hay que revivir o terminarse de agusanar.

El Cielo se redecora y la Tierra se resquebraja o no, pero en ambos casos los políticos obtienen su tajada. Ese Cielo español está lleno otra vez de los estancos en los que vive la derecha y esta Tierra sufriente le da a la progresía un gran jardín para trabajar su propia santidad impostada (Chaves saludando a Gore en Sevilla parecía que recibía al Dalai Lama). Ya en la Tabla Smaragdina se decía que “como lo de arriba es lo de abajo, como lo de abajo es lo de arriba”. En ambos sitios hay mucho espacio aún para las mentiras, sus desfiles y sus ganancias.

1 comentario:

Lopera in the nest dijo...

Luis Miguel, leyendo esta mañana tu artículo sobre la "viudedad",el de Caraballo lo dejo para más tarde, te propongo salir a buscar nuevas aventuras, otros espacios de Libertad.
Estando en situación más o menos similar, me encontré con este libro que manda el debate de las ideas al siglo XXI.