19 de noviembre de 2007

Somos Zapping 18/11/2007

El Gobierno gobierna. Somos nuestro lenguaje, según Heidegger, de ahí que la ontología haya sustituido por este giro lingüístico su espiritismo. Pero del giro lingüístico creo que no sabe mucho la generación Logse, de la que forman parte no sólo sus alumnos amorralados, sino también sus burócratas y políticos (recuerden el sopapo de la Asociación de Profesores de Instituto a los textos de Cándida Martínez y su Consejería de regaliz). Somos nuestro lenguaje y además nuestras ideas llegan donde nuestra gramática, y eso significa que los políticos que nos gobiernan se encuentran en un estado mental de solecismo, de retruécano y de vacío. Por eso vemos muerto al parlamentarismo, que se supone que debe unir en una sola esgrima la retórica y la política, artes demasiado altas para esta caterva de mediocres. En el debate sobre los presupuestos, en una tarde televisiva larga como de ciclismo, hubo muchas perlas, pero yo me quedo con la intervención del portavoz socialista, Manuel Gracia, y la teoría de la Democracia con la que nos ilustró, todo un compendio de majadería: “Cumplimos con nuestro papel, la oposición se opone, el Gobierno gobierna, los ciudadanos nos escuchan, nos atienden y ellos juzgan y se pronunciarán. Esta es nuestra utilidad, que no es poca cosa, pero tenemos que creérnoslo nosotros mismos”. “El gobierno gobierna”, a ver qué más queremos, qué más argumentos o explicaciones se pueden pedir después de esto. “El Gobierno gobierna”, y encima algunos se quejarán, claro. ¿Cómo puede ir mal Andalucía si “el Gobierno gobierna”, hombre? Y en cuanto a los presupuestos, tranquilos, que “continúan una política económica y presupuestaria” y “continúan haciendo los gastos estratégicos que han definido la situación de Andalucía estos cuatro años”. Con eso, que era todo y nada, que podía ser bueno o malo, poco nos decía aparte de mostrarnos su cabeza calva de ideas por dentro. Sin parlamentarismo, sin política, sólo un lenguaje idiota dando vueltas en el vacío como una mosca atrapada en un vaso. El Gobierno gobierna y los tontos mandan. Evidentes verdades.

Buenas personas. Salían primeros planos de las bocas de los locutores y las buenas personas llamaban a otras buenas personas como pidiendo un beso. Sí, porque la propaganda de Radio Andalucía Información decía que el periodista tenía que ser “buena persona” y eso los oyentes lo reconocían, lo necesitaban y lo buscaban. O sea, que las buenas personas y los buenos periodistas eran ellos y los buenos andaluces que lo sabían eran todo su público. Viva yo y viva mi gente. El periodismo, que es un sacerdocio, sí necesita buena gente, pero aún más necesita valientes, independientes, rebeldes, inconformistas, que es lo que desde luego no hay en la radiotelevisión pública andaluza. Amamantados por el poder político, sumisos con él hasta la babosería, todavía se ponen como modelo de bondad y profesionalidad. Y sin embargo, a la prensa libre, a los periodistas que no lamen zapatos, tan escasos en esta tierra, a ésos son los que critica Chaves en sus discursos y los que hasta lleva a los tribunales por ejercer su profesión, como ha ocurrido con Paco Rosell y Javier Caraballo. “Buenas personas”, se llaman ellos mismos los de una emisora cuyos informativos son la agenda de los consejeros de la Junta, los de esta radiotelevisión pública al servicio perruno del poder. Hay que joderse.

De lujo. Ante un guiri que se está comiendo una rebanada de pan con aceite y diciendo “wonderful”, el buen andaluz, como la señorita de la publicidad institucional, lo que debe decir es “qué wonderful ni wonderful: de lujo”. Aunque parezca mentira, no es que la Junta haya hecho publicidad de cómo ser cateto, sino de productos andaluces, aunque unir lo uno con lo otro resulta bastante efectivo. Pero esta campaña con tanto lujo de jamones (lo del lujo es expresión de pobres, de ahí que el eslogan nos pegue tanto) tiene otras enseñanzas. En el último anuncio que he visto, dos puestos vecinos exhiben su mercancía de tomates idéntica y sólo el que los proclama “de lujo” atrae a la clientela. Perfecto. Si la moraleja del primero era el orgullo del catetismo, en éste es que no importa lo que se venda sino la propaganda que se le haga. Como para negar que son de la Junta...

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