Zapatero pedía estos días ordenadores, tecnología, innovación, electrificaciones e ionizaciones ante la crisis, pero tenemos un país de albañiles y camareros y los ingenieros y los genetistas no se hacen en los cursillos de parados de Delphi ni tocando tambores en los atriles. Nuestro sistema educativo público es un fracaso, empezando por la pedagogía del igualitarismo lúdico, la extirpación del esfuerzo y la condena de la excelencia, y terminando por la cobertura administrativa y política de esta filosofía de la mediocridad. Nuestros escolares parece que sólo aprenden a sacar la lengua y a hacer cortes de manga al profe, las aulas invitan a pacer en la ignorancia comodona de manera que hasta los listos se malogran, la motivación ha sustituido a la voluntad, el conocimiento ha llegado a verse como un amaneramiento elitista, se ha pasado del regletazo a la jungla y creen que lo democrático es que todos sean igual de tontos. Las alianzas esportivas y los corazones abrazados no van a cambiar esto sin una reforma radical, profunda y valiente de toda la educación pública, pero Mar Moreno no dice cómo, sólo danza con crótalos, esperando que salgan minervas de la estructura de establo que ellos han creado, sin más que lanzar sus besos al aire. Mientras Andalucía luce su tercermundismo en todos los indicadores de educación y cultura, el discurso performativo les da pajaritas de papel y con eso se presentan ante la ciudadanía. Griñán se desdice verbo a verbo, sus consejeros cabalgan un aire estancado y aquí todo sigue igual de hundido y quieto. Mar Moreno se morirá políticamente entre mariposas, soñando con ser la maestrita de la casa de la pradera. El deseo no hace la realidad, ni los versos de primavera la política.
25 de mayo de 2009
Los días persiguiéndose: Realidad y deseo (14/05/2009)
Mar Moreno, que veló una candidatura, que se sentó en la tabla redonda de agua y migas de la ejecutiva de Zapatero, que fue alojada en escaleras y leyó prospectos en los días santos de Andalucía; Mar Moreno, sucesivamente prometida, esperada, ascendida, enfriada y ahora ya enterrada en una de esas consejerías donde se muere, acaba de confirmarnos que este nuevo Gobierno andaluz parece diseñado para desmontar al primer Griñán, el del discurso ateniense de la investidura. Yo nunca me creí sus versos, viniendo Griñán de donde venía. Sin duda, tenía que marcar distancias con Chaves, para creerse él mismo presidente y no solamente su sargentillo. Pero bastó ver en Gobernación a Pizarro, el chusquero, el oscuro factótum de partido, el padrecito de los clanes, sus prorrateos y su clientela, para acabar con cualquier esperanza de una nueva época. Otra de las palomas que se le escapaban a Griñán de la boca aquel día fue la educación, como “eje transversal”, velamen o inspiración de todo lo demás. Pero Mar Moreno, ya como cansada de merecer y sustituir, especie de sarcófago político, sólo ha traído para este gran empeño uno más de sus suspiros: una “alianza andaluza para la convergencia educativa”, otro corro de manos, otro rezo espiritista, otra contemplación de tumbados, otro enunciado performativo (ya saben, esos que se convierten en realidad por el mero hecho de ser expresados). Administración, enseñantes, padres y alumnos que han de cambiar las cosas con su deseo o su fe, sin que nada en el sistema se mueva en verdad. Con esta magia o cristiandad andan los socialistas enfrentando la crisis y nuestros viejos males, pero ni Mar Moreno ni Zapatero reducidos a hada madrina o brujita de la suerte nos sirven de nada sin la política de los hechos y las ganas.
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