Este sueño que ha tenido Zapatero en su jardín no es más que otro ejemplo de lo que mencionábamos hace poco, su discurso performativo, la palabra como hechizo, la realidad que se cumple sin más que expresarla. Vamos de horizonte en horizonte, de eslogan en eslogan, de alfombra mágica en alfombra mágica, mientras a ras de suelo tenemos la misma economía campesina, camarera, pretecnológica, burocratizada, logrera. Nuestros curritos de fiambrera y palustre, nuestros jornaleros de caña y navaja, nuestras empresas de tortillas de camarones, nuestra juventud rapera, todos montando de repente aerogeneradores, hiperespacios, ordenadores cuánticos, naves nodrizas, amaneceres polarizados... Para eso hace falta más que una palabra, más que una invocación, pero Zapatero sólo tiene la taumaturgia de sus tambores y sus ojos chinos de gurú, y Griñán lo que tiene es la herencia de un establo. Esta Andalucía nuestra no se mueve por presión de radiación, sino como vemos en Punta Umbría o en la familia de Chaves, por el estraperlo institucionalizado, el rebañamiento de lo público, la electricidad del compadreo, la subvención a lo quieto y el pastoreo de los pobres. Purga del petróleo, iconoclasia del cemento, rezo a la informática... Pero seguimos importando energía, porque el aire no basta para iluminar el cielo; y seguimos con todos nuestros cuñados encofradores, porque no nos han dado otra cosa; y seguimos siendo analfabetos tecnológicos y en papel, porque la educación pública ha fracasado; y seguimos siendo mirones porque la Junta nos ha acostumbrado al dinero que llueve y a la economía de no moverse. Toda esa energía que se pierde en la corrupción política, en el pellizco de los conseguidores, en la propaganda que basta para seguir ganando elecciones; todo lo que se emplea en mantener bocas tapadas y estómagos agradecidos y cartonaje de relumbrón; es ahí donde están nuestra rémora y nuestro descalabro, es ése el modelo que hay que cambiar, y no tiene que ver tanto con hacerse vegetariano de las nubes o de los electrones como con la actitud de unos gobernantes atocinados en sí mismos. Zapatero trajo en su discurso más hierbas de fumar y la aviónica de lo transparente. Los políticos comen de las palabras, pero el hambre de este pueblo, no.
29 de mayo de 2009
Los días persiguiéndose: Más que palabras (28/05/2009)
No vino en un molinillo de viento, ni en una bicicleta solar, sino en un Falcon que apestaba a petróleo como un quinqué. Zapatero predica ruecas, igual que Gandhi, pero desembarca de sus marinas de hierro colado y calderas de hollín. Con gorro de aviador pero tallos en las manos, Zapatero presentó en Dos Hermanas el crecepelo de un nuevo modelo económico, especie de desinfección o ayuno del ladrillo y los fósiles. Pavimentará Andalucía de flores fotovoltaicas, la hará moverse con hélices de sol, construirá casas de papel de arroz, traerá clepsidras para marcar su pulso. Andalucía será un experimento con máquinas de agua, con motor de palabras mágicas, con economía de panal. Ahora el horizonte se llama “Andalucía sostenible”, que es como la “Andalucía imparable” que ha llegado a su estado levitante, a su redondo nirvana. Cabe preguntarse cómo es posible que esta Andalucía hipermodernizada y vertiginosa necesite un cambio de modelo que requiere darle la vuelta a todo, sustituir todas sus cañerías por bambú. Andalucía, locomotora de España según decían, tiene que pasar a ser un zepelín o una noria, funcionar sólo con su luz frutal y sus pájaros, a pedales y sin humo. De ahí aprenderá España entera a respirar una nueva vida.
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1 comentario:
¿Te importaría enseñarme a escribir? ¡Menudo genio! Y no te preocupes. Soy catalán, pero no gorrón.
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