25 de enero de 2010

Somos Zapping: Gestos guturales (25/01/2010)

Atropellos a la cultura. Constantino Romero era la propia voz de los libros en aquel concurso, El tiempo es oro, presidido por enciclopedias como el despacho de un magistrado. Jordi Hurtado aún sigue siendo el ratoncillo con gafas que vive en las estanterías de su veterano Saber y ganar, donde casi hay en juego doctorados. Pero quizá todo esto supone demasiada cultura y gravedad para la televisión de masas de hoy en día. Es mejor hacer un concurso estilo quiz en un taxi, que ahí lo que se suele preguntar es cómo ha quedado el Betis, y encima encargarle la cosa a Manolo Sarriá, antítesis del conocimiento, espanto de toda ilustración, que queda como si te examinara Jesulín de Ubrique. Este concurso que vimos estrenar en Canal Sur 2 es una adaptación de un formato que se ha emitido en varios países aunque aquí se ha traducido a nuestra idiosincrasia, por eso el taxi va decorado por dentro como una feria y el conductor parece borracho y presume de inculto. Yo creo que lo propio hubiera sido un concurso en el que te hicieran preguntas mientras cortas jamón o pelas gambas, pero en fin. Además de un presentador que no asuste a la sencilla alma andaluza con libracos, erudición y gafotas, hacen falta preguntas de un nivel adecuado, por ejemplo: “Si Jerry era el ratón, ¿cómo se llamaba el gato?”. A veces no es necesario ni que el concursante sepa hablar: bastará con que pueda hacer “gestos guturales” (?), como dijo Manolo Sarriá al pedir que imitaran el grito de Tarzán (será que él sí suele hacer gestos con la garganta). Y si ya la cosa se pone demasiado cultureta, por ejemplo preguntando quién escribió Alicia en el País de las Maravillas, el Linterna nos tranquilizará haciendo comentarios de satisfacción ignorante, llamando a Lewis Carroll “Luis el del carro”, y en ese plan. Pero también aprendemos: verbigracia, que Michael Ende se pronuncia “Maikel Endel” según Sarriá. Tan del pueblo han hecho el programa que el doble o nada final se lo juegan a la carta más alta. Ganaron los chavales con un caballo de bastos, como en un rentoy de taberna. Hasta la despedida tuvo su patada antiacadémica: “Que os divertáis (sic)”, dijo el presentador. El taxi parecía que salía a atropellar la cultura, igual que hacían con los perros en aquel relato de Boris Vian. Al menos, de momento, se salvaron peatones y ciclistas.


El meridiano forastero. Será por esos mediodías suyos de las ocho de la mañana (¿qué pensar de un programa cuyos responsables consienten que empiece con una mentira desde el nombre?), pero El meridiano parece que no se encuentra a sí mismo en los mapas. Me refiero a que a veces se diría que lo emite la televisión portuguesa o la toledana, porque muchos días Andalucía desaparece. Debe de ser que aquí no ocurre nada, como no ocurre nada en el Cielo; que en una tierra eterna e inmutable como la nuestra no hay actualidad, noticia, polémica, movimiento, sino sólo “permanente y sublime recapitulación”, como decía sobre el conocimiento aquel monje malvado de El nombre de la rosa, y eso no requiere discusiones sino rezos. Vi el programa, casualmente, el viernes, un día en que, para El meridiano, nada en Andalucía había sucedido. El barullo sobre un un cementerio nuclear allá por Guadalajara consumió 15 minutos dejándoles a todos los pelos electrizados; el empadronamiento de inmigrantes en Vic ocupó otros 12, y luego, tras una breve mención a la capitanía de Zapatero en Europa, el resto se dedicó a la reunión de ministros de Interior de la UE en Toledo. ¿Y la entrevista? Pues sobre hijos que maltratan a los padres. Así están: temas forasteros, anecdóticos o de polémica facilona, mejor si sirven para identificar a los progres buenos y a los carcas malos. Pero el debate sobre lo que ocurre en Andalucía, con toda su intensidad política, los asuntos más duros e incómodos, se hurtan o se edulcoran en la sonrisa pacífica de Mabel Mata y su visión inofensiva de la actualidad. Yo diría que como programa portugués vale. Como única tertulia de la televisión andaluza, es una tomadura de pelo.


Lumbrera. Vean el nivelito de Rafael Velasco, Secretario de Organización del PSOE andaluz, poniendo cara de chulapo (quizá un “gesto gutural”) en las noticias de Canal Sur: “A resolverle los problemas a los ciudadanos... Ésa es la diferencia entre el Partido Socialista y el Partido Popular. (...) Unos piensan en ocupar el poder y otros en compartir (!) el poder con los ciudadanos”. Se acabaron los debates ideológicos, políticos, económicos. Son los buenos y ya está. Qué estadista, qué filósofo, qué lumbrera...

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