31 de mayo de 2010

Somos Zapping: El buche sentimental (31/05/2010)

Crisis, de verdad. Ya estamos oficialmente en crisis en Andalucía. Sí, ya sé que hace mucho que el paro es una marabunta, que la economía sólo enseña horcas, que las empresas guardan turno para el degüello, que los bancos parecen fachadas apuntaladas y que Europa nos ve como la popa hundida del continente. Pero ahora sí que estamos en crisis. Y no porque Zapatero haya bajado del Monte de los Olivos sudando sangre, ni porque Mar Moreno salga en las noticias de Canal Sur como la ayudante de un dentista para anunciarnos tierna y maternalmente que nos toca sufrir y encima pagar. No, todo eso de la macroeconomía, los mercados, el sucio dinero, ocurría sólo en los periódicos, porque el andaluz se alimenta de otras esencias. Si afirmo que ya estamos oficialmente en crisis es porque, según nos contaban los informativos de La Nuestra, hay dos pueblos (de momento), Aznalcóllar y Mairena del Aljarafe, que han tenido que suspender sus ferias. Esto sí que le llega al andaluz al alma, que está más allá de sus bolsillos, en una especie de buche sentimental y folclórico. Sólo falta que se cancele una Semana Santa para que estalle la revolución. Por otra cosa, aquí nadie se va a mover.


Mercados irracionales. Cuando nos rondan los buitres, cuando Zapatero parece un galeote y María Teresa Fernández de la Vega se diría que ha sorbido para ella sola la tisis de todo el país, cada vez resultan más increíbles y patéticos los intentos de Canal Sur por suavizar el estruendo de esta ruina. El otro día, pusieron a una de las locutoras de sus informativos a achicar agua con esto: “El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha respaldado las medidas de ajuste adoptadas por el Gobierno español en una situación complicada por el pesimismo irracional de los mercados”. Entiendo que Canal Sur diga esto, aunque no un Premio Nobel. Los mercados, o mejor los mercaderes, pueden ser ambiciosos, especuladores o incluso temerarios, pero ¿irracionales? Nadie se juega los cuartos irracionalmente, sino atendiendo a la salud de su dinero. Si los mercados se espantan o llegan a la euforia es porque tiran de ellos el miedo o la codicia, pero desde luego no la locura. Sin embargo, el Premio Nobel dijo literalmente que “los mercados financieros son irracionales”. Quizá fue porque venía invitado por la Fundación Ideas para el Progreso, que suena mucho a que paga por cosas como ésa. De todas formas, Canal Sur supo aprovecharlo para poner otra vez a los enemigos lejos, contuberniando, y a nuestros gobernantes luchando contra monstruos forasteros. Siempre tan sin culpa como sin soluciones, así salen ellos en la leal televisión pública andaluza, cada vez más increíble y patética en el ocultamiento de este desastre.


Almas sensibles. Dejemos la política y la economía: merecemos el refugio del arte, el de la tauromaquia en este caso. A veces me decepciona el toreo, como ahora cuando me paseo por las retransmisiones de la Feria de San Isidro y (mala suerte) sólo me encuentro con pitadas y tocinería de hombres y ganado. Pero otras veces me reconcilio con esa belleza sublime, esa arborescente plasticidad que envuelve no sólo la faena en sí, sino todo lo que rodea el mundo del toro. No entiendo a los que le niegan la categoría de arte, equiparándolo a un deporte o a un pastoreo. El arte es más que la mera tarea hecha con talento, el arte supone una predisposición del alma hacia lo bello y lo elevado, es una percepción del mundo regida por la sensibilidad. Lo que define al arte es la presencia, el reinado de esa personalidad artística, o sea, esa predisposición y esa percepción totalizadora de la belleza, y que implica tanto al que crea como al que disfruta de la obra. Esto ocurre con el toreo, por eso es arte verdadero, porque genera almas artísticas como los cafés hacen poetas. Y si alguien no lo cree, sólo tiene que ver la promoción de Toros para todos que vi yo: unos hombres con la gorra encasquetada, patillas de hacha y como yerbajos en las palabras, que parecían todos el Algarrobo de Curro Jiménez, diciendo que “estamos en plena faena jaciendo lotes de vacas y cuando terminemos nos vamos a ver la televisión para ver Toros para todos”. La medida de un arte es sin duda la de las almas que alimenta y engrandece.


Daikiris. Más cultura en las noches de Canal Sur: dos chicos que parece que se han disfrazado de eunucos tras emborracharse con daikiris en un crucero caribeño, con panderetas y collares de flores incluidos, danzan al son de La Primavera de Vivaldi tocada con saxofón. Estaban entre Tarzán, la capoeira y Elvis Presley en Hawái. De lo más ridículo que he visto últimamente en la tele, si no fuera por lo de Eurovisión...

1 comentario:

yinyang mason dijo...

¡Vivan los toros! ¡Y viva Jimmy Jump!