29 de marzo de 2011

Somos Zapping: Gallifantadas y pasos de la oca (21/03/2011)

Parecerse a Andalucía. Griñán puso a los jóvenes por el suelo, encima de pufs desinflados o sentados sobre su propio culo vaquero o su propia cacha desnuda y progre. Con sus camisetas con ojos y dibujitos, los jóvenes parecían un campamento de boy scouts y Griñán parecía que iba a repartir gallifantes o armónicas. Estas puestas en escena quizá quieren darle a Griñán aire de Sermón de la Montaña, pero visto así en la tele, en las noticias de Canal Sur, más bien queda como un programa de aquéllos de Teresa Rabal. No sé si en estos eventos (era la convención municipal que se celebraba en Málaga) el PSOE debería poner a Bob Esponja junto a su logo. El infantilismo de nuestra política distribuye ya a sus oyentes por tapetes de guardería, y así sus consignas y discursos, que suenan a patito de goma, no desentonan. Por ejemplo, esta gallifantada que soltó Griñán, al afirmar que sus candidatos a las municipales son “la gente que más se parece a Andalucía”. ¿Pero cómo es la gente que más se parece a Andalucía? ¿Acaso pobre, inculta, sin trabajo y sin esperanza? ¿Qué clase de chorrada es ésa? ¿Y cómo son los otros andaluces que no se parecen a Andalucía? No, lo que él quería decir era en realidad lo de siempre: Andalucía y el PSOE son la misma cosa, Andalucía sólo puede definirse en el PSOE y más allá del PSOE no puede ser Andalucía. El Partido y la Patria fundidos en una misma alma, qué repelús totalitario... Casi se oyen pasos de la oca, desfiles de Núremberg o de la Plaza Roja. Ellos son más que un partido que gobierna, son el mismo espíritu del Pueblo, su destino y liderazgo. Ellos son el Pueblo. ¿Cómo pueden sacar los fantasmas del facherío eterno de la derecha cuando ellos asumen el postulado de que una ideología y unas siglas son naturalmente la emanación de todo un Pueblo? ¿Qué clase de progresismo y socialdemocracia puede hacer uso de este principio ortodoxamente totalitario? Pues este socialismo imperial, podrido, asfixiante, infantil y, según vemos, encima filofascista. También se refirió Griñán en esta convención al “orgullo de formar parte de la gran familia socialista” (sí, sobre todo si a la “familia” le llega un ERE amañado o una conveniente y puntual subvención), pero invocando su pasado y su antigüedad: el PSOE “nunca ha tenido que refundarse, que cambiarse, nunca ha tenido que avergonzarse de lo que era para ser algo distinto...” . Claro, ellos es que siguen siendo marxistas, ¿no? Ya conocen la vieja maldad: a partir de Felipe González, al PSOE se le fueron cayendo las siglas, primero la O de obrero, luego la S de socialista y por último la E de Español, para quedarse sólo con la P de partido, o mejor con mayúscula, Partido. Todo esto, dicho ante una juventud de chocolatada, daba más miedo aún, como si fuera el discurso con el que un ogro o una bruja atraen hacia su marmita a los inocentes, tan jugosos. Si es verdad que Andalucía se parece a este PSOE, deberíamos estar temblando.


Ole Wyoming. Wyoming es un genio porque hace críticas y parodias con varios niveles de humor y maldad. Pero no todo el mundo llega a sus profundidades y algunos enseguida caen en la vulgaridad de sentirse ofendidos, como un andaluz que dejó un tweet quejándose de que el programa había “humillado” a esta tierra. Yo no lo vi así, pero hay que contar toda la historia. Para subrayar que ETA y su sostén nacionalista y mitológico no dejan de ser en el fondo más que un folclore ridículo, imaginaron un comunicado de una supuesta organización separatista andaluza. Evidentemente, lo llenaron con todos los tópicos que podían caber en el plano: Wyoming de chaquetilla y sombrero cordobés, Usun Yoon de flamenca macetera, los dos con máscara nazarena y acento y tics exagerados del estereotipo andaluz eterno, y hasta un banderín del Betis. Fue una parodia brillante, pero no por su caricaturización del andaluz, sino por cómo eso apuntaba al norte con afiladísima intención. Una vez más, los guardianes del honor patrio no lo entendieron. A mí me resulta difícil criticar una caricatura cuando esa misma caricatura, con idénticos ropajes y abalorios, la hacen seriedad y alma los propios andaluces aquí, continuamente, y a Canal Sur me remito, con sus coplas, fandangueos y racialidades. ¿Cómo criticar que un programa forastero de humor recurra al andaluz castizo y tópico si aquí recurrimos a lo mismo y lo llamamos idiosincrasia, arte, gracia, sencillez y orgullo? Pero, además, como digo, la parodia apuntaba bastante más alto. Wyoming estuvo aún más brillante cuando contestó al andaluz que se había indignado. Negó simplemente que fuera andaluz: “Si fuera andaluz no perdería tiempo mandando un correo a este programa, estaría escribiendo a Juan y Medio para que saque a su niño contando chistes”. Zas, en toda la boca. Ahí, en Juan y Medio, sí que hay tópicos hirientes, pero sin doblez: asumidos, consentidos y aplaudidos. Ole, Wyoming.

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