Trapitópolis. El programa tiene más gracia aún porque se lo toman en serio. Es como ver lo de José Ramón con corazón. Lo que le da naturalidad a la estupidez es la ignorancia de ella misma. Y si además las camarillas de propaganda del poder le conceden premios, ya da la risa del tonto coronado, que es la mejor. Sí, Tecnópolis es inagotable. Es como las tardes de María del Monte. No importa el programa que uno decida ver, está asegurado que sentiremos esa inimitable mezcla de hilaridad y vergüenza ajena. El único presentador de televisión hecho de gomaespuma, Roberto Sánchez Benítez, unido al patético intento de hacernos tremebundamente modernos a costa de cualquier cosa (desde la compota de castañas hasta balancearse en una cuerda), lo ponen fácil. Esta vez, el hito tecnológico, el ejemplo innegable de la hiperatómica modernización de Andalucía, estaba representado por el pueblo de Fuentepalmera, donde hacen muchos... trajes de novia (!!!). “Un ejemplo de diseño e industria textil que ha convertido a Andalucía en uno de los mayores referentes de la moda nupcial”, decía el presentador, exultante, como si alguna de aquellas novias pasteleras le hubiese tirado el ramo. Trajes de novia, ya ven qué logro vanguardista. Pero tenían el día costurero y aún pudimos ver una entrevista a Vicky Martín Berrocal, pues su moda flamenca es evidente que supone una victoria épica en nuestro avance tecnológico. “¿Verdad que el diseño andaluz está influyendo en la moda internacional?”, le preguntaban. Un poco más modernos y llegaremos ya al esparto.
Lo que queda. ¿Se han preguntado alguna vez qué queda de la indecente cantidad de millones de dinero público que se gasta en la RTVA, después de que pasen por las primeras manos de los amigotes del poder y de las productoras pata negra? Pues más o menos lo que queda para los pobres trabajadores de Andalucía directo: sueldos congelados y mileuristas (con suerte), 9 euros para la comida, y además el desdén y la insensibilidad de la productora (en este caso, Andalucía Digital Multimedia) ante su penosa situación laboral. Un programa estrella de Canal Sur, con su gente como limpiabotas. Sí, qué bien reparten el dinero de todos estos tipejos tan progresistas y tan de izquierdas, en la tierra del “bien vivir” y del “bien trabajar”.
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