El verano, igual que la política en Andalucía, traerá un horizonte más tumbado que nunca y un cielo quieto como un plato apoyado allí arriba. Las elecciones le han dado cuatro años más de cuerda a la carraca del PSOE, que ha tenido la suerte de que la crisis económica le estallara después de que el pueblo votara pensando aún en otras cosas, quizá sólo con asco de la larga legislatura del odio. Ahora pueden caer las inmobiliarias que vendían cartón de oro y puede subir el petróleo igual que tras la guerra del Yom Kippur, que en Andalucía todo se ha repartido nuevamente para ellos según la teoría de las cuotas de clanes o de género, y únicamente les preocupa si Chaves dejará la corona como a Excálibur clavada otra vez. Con una gran boca de bostezo, es una invitación a la nada lo que nos trae en el gobierno autonómico. Ninguna novedad, cierto, pero ahora con la oposición desactivada, con el PP envenenándose como los emperadores. Ahora que Arenas parece unido a Rajoy como esos alpinistas atados unos a los otros, ¿qué ocurriría si éste cae? ¿Veríamos a un muerto enfrentándose a Chaves?
Llega poco a poco el calor, va pesando en los días como un estiércol que se amontona sobre los tejados. La invitación a la nada nos ablanda el sueño, la carne y la política. El PSOE andaluz parece prepararse para su siesta de oso, sin temer a sus cazadores, que sólo planean suicidarse. Me parece oír a Arenas en la televisión, pero es José Luis Sáez, el presidente de la Federación de Baloncesto, que habla como él. Los Juegos Olímpicos, la Eurocopa de fútbol, son lo que nos faltaba para rendirnos a la modorra, para pudrirnos en el sofá. Al PSOE andaluz le marcha todo sin hacer nada, se le ahorcan los adversarios, le llegan a tiempo las crisis, las estaciones del cansancio, los circos ferruginosos en los que se entretiene la masa. Creo que hoy un gran sopor me entra por la ventana igual que una lengua repugnante. En Andalucía, las ganas y la rebeldía dan una pereza como de acarrear muchas cosas. Vencer este sopor, vencer a esta pesada nada como desenterrarse en la arena. Si fuéramos capaces...
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