Bandoleros. Andalucía es su nombre sigue intentando hacer “realidad nacional” de esta tierra a base de épica autonomista, historias muleras y unos guiones como sacados de un almanaque de caja de ahorros. A los bandoleros andaluces dedicó un reciente programa, cosa que uno considera un acierto en esta época de bandidaje. Eso sí que forma parte de nuestra idiosincrasia actual, el mangar, el llenar alforjas, el entrar a saco con la faca, el poner el trabuco en el pecho, y encima hacer con eso héroes del pueblo. Con la cursilería tremolante que caracteriza al programa, nos invitaron a pasear por el “atlas sentimental de la delincuencia” y pensé que nada podía ser más andaluz que eso, aunque mejor que por las serranías del XIX deberían pasearse ahora por la Costa del Sol, por los ayuntamientos podridos y por los despachos covacheros en los que se cuece la corrupción política y urbanística. El programa todavía parecía dejar como excusa para el bandolerismo nuestra pobreza o la gloria de la ópera. Más difícil resulta encontrar una excusa para el expolio y el emputecimiento de lo público que hacen ahora entre unos y otros. Quizá sólo nuestra abulia, nuestra dejadez, que hace aquí más realidad nacional que los bandoleros con patilla y el pan con estrellas de los montes.
Matanza coplera. Ya tenemos de nuevo Se llama copla, y desde el casting, desde la primera cosecha callejera de andaluces luneros, como clavellinas del pueblo. Lo anunciaban con uno de los Vier letzte Lieder de Richard Strauss de fondo, nada menos, quizá como burla a la buena música, antítesis de este programa. Pero yo tenía curiosidad por verlo porque Eduardo Bandera adelantaba que “sólo 50 participantes han sobrevivido al casting”, así que quería saber cómo habían ido matando a los demás. ¿Nos matarán un día también al resto de los andaluces no suficientemente copleros? Pero no, no los mataban, es que el presentador había dicho una tontería. No los mataban pero por si acaso los participantes se persignaban y hasta se encomendaban a la Virgen del Rocío: “Eso es lo primero”, explicaba uno de estos modelos de buen andaluz. El andaluz de tapetillo de televisor pasó el casting y sobreimpresionaron este rótulo: “¡La Virgen del Rocío ha escuchado sus oraciones!”. Ya ven lo que nos queda que aguantar.
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