A los muertos se les puede hacer justicia, altares y escarnios, pero en realidad es algo que se les hace a los vivos que quedan, sus dueños o usufructuarios. Tengo sentimientos contradictorios con esto de la memoria histórica, la dignidad de los muertos y su florecimiento tan tarde. Reconozco mi bando, si hay que elegir uno. Yo también habría sido fusilado sin duda por los Nacionales. Pero no sé hasta qué punto quedan todavía esos bandos o pueden redimirnos los muertos. Aún hay tiempo para homenajes, sí, pero me temo que es demasiado tarde para la justicia, como para la venganza. Esto no es Argentina ni Chile, donde los asesinos aún se visten en los cuarteles, los partidos, el poder. No sé si lo que quieren Garzón u otros, ahora que sólo quedan hijos y nietos de aquello, es identificar las castas de los chivatos, de los jefecillos de pelotón y del Movimiento, estigmatizar genealogías de fachas igual que antes estaban estigmatizadas las familias de rojos, por los pecados de los padres y los fantasmas de sus librerías. Se diría que pretenden repartir ahora entre los que quedan la herencia de los buenos y los malos, por seguir pintando ese cuadro que todavía vende. Puede que persistan las dos Españas, pero de otra forma. Nuestra inmadurez democrática, es verdad, lo hace posible. La derecha de aquí es reaccionaria y beatona, pero ya no es aquélla que mataba por su imperio de águilas perdido. No creo que quede nadie que tenga sobre sí el peso de aquellos muertos, y buscar a los culpables en fotos o en apellidos es macabro y puede que injusto. Más allá del homenaje a los inocentes, a los masacrados, ve uno demasiada intención política, apropiarse un bando y señalar al partido enemigo todavía en el otro. A mí me daban miedo las lápidas y creía que ese miedo era la única misión de los muertos. Aún tengo cuidado de no hacer sobre ellos merendolas, espiritismos, resurrecciones ni aquelarres.
4 de septiembre de 2008
Los días persiguiéndose: La misión de los muertos (04/09/2008)
Me daban miedo las lápidas, ese encaje de los muertos. Yo tenía que pisarlas y era como pisar ciempiés, yo tenía que pasar junto a ellas y era como pasar entre los velos que movían todos aquellos esqueletos. Aquella larga galería, con la altura de sus dioses ahorcados, con la temperatura de la muerte cuando ya es piedra o aljibe, aquella iglesia comida por dentro de difuntos, sus lápidas con escudos de armas, cruces cuchilleras y monedas de la muerte, lo que tenía aquel mármol de cama para serpientes. Yo era pequeño y mi madre me llevaba a aquella iglesia para ver a un cura viejo que vivía allí en un infierno de santos con los ojos y los corazones sacados, de estampas ardiendo en aceite y sangre, muy arriba, después de pasar por aquella galería y subir una escalera que parecía colgar como un talud de la tumba más alta. Aquel cura tenía conocidos, influencias, no sé a qué colegios o milicias quería mandarme mi madre (nunca me mandó), pero me llevaba de vez en cuando a verlo y yo temblaba con el frío de los muertos y el horror de aquella santidad podrida de velas, fémures y llagas. A mí se me quedó para siempre la impresión de que en las iglesias no vivía ningún dios, sino un ejército de muertos vigilado por otros muertos. No sé qué muertos eran, aristócratas o mártires de la Patria, muertos antiguos como godos o soldados del Glorioso Alzamiento. Pero nunca pensé que fuesen muertos amigos ni enemigos míos. Ellos pertenecían a otro tiempo, ese tiempo suyo sin ojos, y yo sólo pensaba que estaban allí para asustarme y para arrastrame junto a ellos por las noches, esa misión de los muertos sin más historia, inocencia o culpa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
No estoy de acuerdo contigo, Luis. Considero que las familias de esos muertos tienen derecho a un homenaje justo.
La derecha es reaccionaria y beatona..., bueno bueno, acababas de decir en otro post que los socialistas de tu pueblo, que no es baladí, son unos, más o menos, meapilas.¿ En qué quedamos..?. La derecha reaccionaria,¿ eso que es..?? ¿que tiene sensibilidad a componentes químicos o que prefiere la muerte de los débiles y la aculturación global?. A mi me parece todo lo contrario, lo que vosotros llamáis, o llaman otros, que no lo sé, progresismo,es directamente fascismo tapado con tarjetas VISA platino, burguesía política y cinismo hasta la desmesura. Mi abuela, madre de un cura muerto en la guerra y ella misma asesinada por este delito, no apareció nunca, ni Franco puso el ejército a localizarla, pero me parece justo que cada cual sepa dónde están los suyos, al menos dónde, pero si quieren rendirles pleitesía que lo hagan y no toque nadie a nadie más los cojones.
Publicar un comentario