5 de octubre de 2008

Somos Zapping 5/10/2008

Churros mañaneros. María Teresa Campos tuvo una vez la mejor mesa de debate de España, pero el resto del programa era una cocinilla. Lo que le ocurre a La mirada crítica conducida por ella es que, de alguna manera, uno sigue esperando colchones de látex o que salga Rociíto por los tendederos. No es lo mismo un magazine de mesa camilla que un informativo mañanero, y a María Teresa Campos la veo torpe, lenta y embarullada en el arte de la pregunta, en el análisis político, en la lectura de la actualidad, como si se estuviera cambiando constantemente de gafas sin encontrar las adecuadas. Compararla con Vicente Vallés o Monserrat Domínguez no tiene sentido. Ellos traían en la mañana tinta y bisturíes, y María Teresa Campos sólo parece traer churros. Creo que esto no es lo suyo. Está tentado uno de pensar que, otra vez, ponen a una andaluza porque canta las mañanas en vez de hacerles radiografías.


Mi presidente”. Yo no quería hablar tanto de María Teresa Campos como de Chaves (“mi presidente”, dijo ella), al que invitó esta semana para una entrevista algo descolocada. Sí, porque cuando en el mundo se despeña el dinero y los bancos se hunden como paquebotes, traer a Chaves a hablar de la crisis global es como traer a un gorrilla. Seguro que desde Wall Street a Bruselas todos estaban pendientes del análisis de Chaves, campeón orgulloso de los pobres, de la economía del mendrugo, aquí donde sólo engordan el paro y los globos de la propaganda. Chaves hizo lo que se esperaba y se agarró al terremoto de Manhattan, a pesar de que nuestra crisis, aun agravada por esta global, sabemos que viene de otro sitio (el ladrillo). Chaves tuvo frases para ponerlas en neón: “Nadie puede achacarme que no hayamos adoptado las medidas necesarias para afrontar la crisis económica, es decir, para favorecer a los ciudadanos y ciudadanas que pertenecen a los sectores más desfavorecidos”. Claro: primero negaron la crisis, luego la quisieron solucionar con “concertación social” y otros pintalabios, y por fin vamos a salir de ella repartiendo sopitas a los pobres, los parados o los ahorcados, en vez de buscándoles trabajo. Brillante. Habló también de la RTVA con un beatífico cinismo: “Tendrá el primer director elegido por el Parlamento, y no designando por el Gobierno”. Pero si la elección de Carrasco ha sido suya, y la van a sacar adelante con su mayoría absoluta... ¿qué diferencia hay? Por supuesto, no faltaron referencias al Arenas perdedor, en ese estilo de Chaves como de malo de Rocky, y, luego, remató así: “Esa línea de fractura entre el norte y el sur de España, un norte desarrollado y un sur subdesarrollado, ya ha desaparecido”. ¿De veras? Después de esto, casi deseé volver a ver a María Teresa Campos tirando macetas por los balcones.


Sexología de Omaíta. El nuevo programa de Paz Padilla no cabe aquí entero como no caben sus piernas. Hoy sólo me voy a centrar en lo que se formó el otro día alrededor de su colaboradora Olga Bertomeu, especie de sexóloga de las dentaduras postizas o de los melonares. Esta mujer me desconcierta porque es como si te hablara de sexo Doña Rogelia. Se refiere siempre como a un sexo de las suegras, un sexo sequerón y de otra época, y además muy bastamente. Añoro a Lorena Berdún, que explicaba más cosas sólo con las manos y los ojos que Olga Bertomeu con todo su desparramamiento de bajos. Le escuché decir que el sexo ocasional entre desconocidos “no era sexo” y que en la vagina “no se siente nada”; cayó en ese viejo estereotipo de que la mujer es “sentimental” y llegó a recomendarle a un hombre impotente al que el médico había recetado una inyección intracavernosa (así sería de grave su disfunción) que recurriera a “métodos más divertidos”. Menuda sexóloga. Le faltó alabar el método Ogino. Pero lo más vergonzoso llegó cuando la sentaron con unas marujas, sobre todo una tal Anselma, incontinente verbal y bajuna hasta el sonrojo, que llamaba “yaculá” (sic) a sus orgasmos o quizá a sus risotadas. Hubiera sido lo mismo si en vez de a Olga Bertomeu y a estas señoras hubiesen llevado a la familia de Omaíta. Seguro que con ella aprenderíamos tanto o más sobre sexo y sobre educación.

1 comentario:

yinyang mason dijo...

El problema no es solamente la Bertomeu, sino el resto del programa. Paz Padilla está muy bien imitando a Amy Winehouse, pero una flor no hace verano y la comparación con Buenafuente es sonrojante.