Ahí está el PSOE andaluz, obligado a recomponer sus esferas celestes, sus astrolabios, sus doctores y su marinería. Puede que tenga razón Guerrero. “Extraordinario y natural” es ese zafarrancho que tendrá que mover los centros de su mundo cuando los pájaros se chocan contra las ventanas avisando del Apocalipsis. Griñán, amenazado por rayos y piroclastos, se enfrenta a la extinción de una era, al enterramiento de muchos dinosaurios con todo su grueso pellejo. Son extraordinarios los temblores, las simas y los continentes que se van ahora a pique; son naturales el miedo y la prisa, la resistencia ante la muerte y las lágrimas de los hijos que las llamas se llevan en la boca. Será extraordinario si la socialdemocracia renace de sus fósiles andaluces y será natural si el pueblo los termina barnizando de ámbar o convirtiendo en carbón. Griñán podrá capitanear esqueletos o podrá fundar un arca, o no podrá hacer nada porque el tiempo, inevitablemente, de vez en cuando mata todo para que haya otra vida, y eso también es extraordinario pero natural. Para que las musarañas evolucionaran en humanos, tuvieron que pudrirse los grandes reptiles como aquellos helechos arborescentes en los libros. Para que Andalucía levante los ojos, quizá los meteoritos tengan que partir el horizonte en dos y abatir las alas membranosas de este PSOE de gran pico y muchos nidos.
Extraordinario y natural es sin duda que el cielo pase su cuchilla por el mundo, dejando tantos cadáveres como nuevas semillas. Griñán seguro que mandará en el PSOE de aquí, con más o menos fuerza, damnificados o revoluciones. Pero no mandará en esos astros que no dudan en ahogar un planeta, no por maldad ni descuido, sino para darle otra oportunidad. Extraordinario y natural será el intento de Griñán. Extraordinario y natural será su fracaso si el cielo cae con el peso que ya anuncia.
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