El corazón de los andaluces, pues, es socialista. Se la birlaron a un poeta o a un cadete, se la ganaron a un dragón o la adquirieron a cambio de camellas, pero en cualquier caso Andalucía les pertenece por amor, sometimiento o contrato. Las elecciones sólo sirven para que los andaluces vayan a darles su corazón, sus flores de mayo y su beso de esposa, renovando votos eternos. No sé si es muy socialdemócrata o poco hacer de unas elecciones este Corpus Christi de pequeñas novias con cestillo y homenaje, pero seguramente aquí no hay socialdemocracia ni nada y todo es un asunto de señores que exhiben sus conquistas y sus triunfos como piezas de una cacería o de una jornada de hipódromo o de una noche de cabaret. Yo me pregunto qué ocurre con los andaluces que no dejan al votar su corazón sumiso, abierto y húmedo para el hambre o la lujuria del PSOE. Sí, los que se atreven a no amarlos y votan a otros como si se lo hicieran con el butanero. Deben de ser andaluces adúlteros, traidores, zorrones (no sé la palabra que tendrá el PSOE para esto de que cada cual vote a quien quiera, pero seguro que tiene interjecciones y saliva y guantazos de marido). Serán andaluces sin corazón y eso significa no ser andaluz. Habría que lapidarlos o, al menos, cortarles las trenzas.
Entre enamorado y matarife, yo creo que ese corazón de su discursito le queda más bien carnicero a Griñán. O sea, que es como si le hubiéramos cogido en medio de la matanza de amor de un vampiro, desangrando a la democracia en el tálamo. Un demócrata no puede ir por ahí diciendo estas cosas que suenan a Hugo Chávez. No sé si Andalucía tiene corazón, o qué cosa pueda ser eso, pero desde luego no le pertenece a un partido como si fuera una vaca. No sé qué idilios, dotes o débitos conyugales se imaginan que tiene esta tierra con ellos, pero un partido que cree que su guapura les da para tener encoñada, subyugada y chuleada a Andalucía para siempre, desconoce lo que es la libertad y la democracia. Griñán hará ahora su congreso, que a lo mejor a él le parece que es casarse con Andalucía igual que un infante. Me da lo mismo, yo ya he perdido toda esperanza con esta gente. Mi corazón se ha desengañado y quiero el divorcio.
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