Puede que yo fuera uno de los que, en su día, arremetieron contra los agoreros, los vendedores de cadáveres por adelantado, los que bailaban con el galope de los Cuatro Jinetes. Fue antes de darme cuenta de que tenían razón y de que no todos lo hacían para llamar al mal y a los cataclismos, sino al contrario, para evitarlos. Estaban los pesimistas y los negacionistas, pero ahora quizá sólo hay, simplemente, desengañados. Empezaron por llamar desaceleración a lo que eran trompetas de la muerte, luego nos dijeron que aquello era una enfermedad del mundo y del capitalismo reventón, lo siguiente fue parchear la catástrofe poniendo al Estado a abrir zanjas para luego taparlas (¿era keynesianismo o preparar la propia tumba?), y, cuando por fin aceptan la magnitud del problema y viran hacia reformas tímidas y tardías, resulta que es el PP el que se ha “aliado con la crisis”. Yo diría que han sido los socialistas los que han estado aliados con ella desde el principio, disimulándola, contemplándola, alimentándola, dejándola crecer como una gran cobra en nuestra casa. Ellos, los que no han hecho nada, los que se fueron a pintar nubes mientras esto se hundía, los que aumentaron el déficit pensando en tapar bocas, los que formaban gobiernos de pitiminí, los que aquí atendían sólo a recolocar los sillones del Partido y de la Junta... Al PP, como ya he dicho alguna vez, le ha faltado sentido de Estado: debería haber apoyado las reformas de Zapatero sin dejar de ejercer la crítica y señalar los agujeros. Pero los auténticos aliados de la crisis, sus valedores, sus paladines, sus ejecutores, son los socialistas. Y todavía llaman traidores y aprovechados a los que, sencillamente, tienen ojos. Cómo no van a salirme artículos oscuros, si es el color de pajarraco que han puesto colgando en el cielo. Griñán tiene la cara triste de haberse matado o pensar en hacerlo. Es una tristeza impotente que no da ni para rabia contra el enemigo, apenas para tirarle últimos y leves guijarros o huesecillos. El problema, ya ven, es que el PP se ha aliado con la crisis. No: es que el PSOE lo ha hecho con el fracaso contumaz y, encima, cobarde.
31 de julio de 2010
Los días persiguiéndose: Aliados con la crisis (29/06/2010)
Antes de leer el texto de la entrevista a Griñán que publicaba este periódico ayer, de lo que me di cuenta, mirando las fotos, fue de que al presidente andaluz se le ha quedado la cara de las caricaturas que le hacen Idígoras y Pachi. O sea, triste, un poco coronado de moscas y como llevando con cansancio el candelabro de su esqueleto a través de nieblas y precipicios. No sé si Idígoras y Pachi calcan las almas directamente al papel o tienen el poder de que el papel se vaya apoderando luego de las almas. En cualquier caso, son brujos maravillosos. Eso, la tristeza, el abatimiento, una curvatura que va de las cejas al espíritu, cierta sombra que abraza a su sombra, es lo que transmite Griñán, lo que irradia a toda la Autonomía. Griñán tiene la cara del PSOE andaluz, envejecido, agotado, consumido, reseco o aplastado de tanta vanidad a la vez que de tantos cementerios. Lo siento, pero últimamente sólo me salen metáforas góticas o apocalípticas con nuestros gobernantes. La semana pasada, una amiga me comentó que mi último artículo daba miedo. Yo le contesté, con guasa, que los que daban miedo eran los socialistas. Como ella es votante socialista, la cosa dio para muchas bromas puñeteras y cariñosas. Sí, es imposible que me salgan ahora artículos luminosos y hasta los pájaros del verano me parece que sólo están pinchados en las antenas. A lo mejor es que también yo me he aliado con la crisis, como decía Griñán del PP.
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1 comentario:
Gracias, no habíamos leído este artículo hasta.
Un abrazo.
Idígoras y Pachi
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