
Julián Álvarez era un político con ideas que se perdió en el exceso romántico. Pilar González tiene también propensión a la ensoñación y a hacer versos a las montañas, a las tumbas y a los símbolos. Recuerdo un discurso suyo que comenzaba así: “En un valle del Genil, en una encrucijada de caminos...”. Ya no se puede hacer política con literatura artúrica. A los poetas se los comen los lobos y los apedrea el pueblo que quiere cosas, hechos, y no que le hagan liras a cuenta de sus viejos torreones. Si acaso, la única literatura que sirve es la del insulto, el libelo, la destrucción del rival, la que pone cuernos y pezuñas al partido de enfrente. No queremos que Pilar González deje su mesura y su suavidad para convertirse en Rafael Velasco, pero sí necesita asentarse en la realidad. Un andalucismo realista, sin mitomanías, es posible y deseable. Frente a los demás partidos siempre rehenes de las estrategias, movimientos y equilibrios nacionales, otro que atienda a los intereses de Andalucía sin temer enfadar al que está en La Moncloa o al que prepara la mudanza para llegar allí. Frente a la ambigüedad, el doble juego, las contradicciones y la mudabilidad de los partidos que critican o defienden una misma cosa según gobiernen o no en el lugar, la claridad de un discurso coherente y sincero. Eso puede hacerse, y sin tener que imitar a los nacionalismos homogeneizantes, raciales, identitarios y ancestrales. En Andalucía el soberanismo no cala, el andaluz no se ve como un tarteso al que le han robado el reino. Así pues, atender a la realidad y a las necesidades de esta tierra, sin leyendas y sin nostalgias, y también saber distanciarse de los abrazos pactistas de los grandes partidos, cosa que tanto perjudicó al andalucismo, que se vendió por consejerías de segunda fila a costa de perder la confianza de tantos andaluces.
Pilar González, con su pañuelo verde, su algo siempre verde, me daba ternura pero también me irritaba. Sus ideas parecían disolverse en simple tinte. En su mano y en su palabra tiene todavía la posibilidad de armar un nuevo andalucismo, un andalucismo que necesitamos. No le faltan inteligencia ni ganas, seguro, y creo que Andalucía le guarda su sitio a su partido, con fidelidad y hasta cariño, diría yo. Pero quizá tenga que tirar ese pañuelo melancólico como se tiran las cartas y las fotos de los viejos amantes para volver a empezar.
3 comentarios:
Claro, Luis Miguel, donde esté Javi Arenas que se quiten todos, ¿no?
Yo te entiendo Luismi, quizá por mi catalanidad, que me hace entender muchos sentimientos nacionales que no necesitan de un estado propio para ponerse de manifesto. A los andaluces os falta autoestima y mirar al futuro desde vuestros propios intereses nacionales. No os sentís nación, lo capto en la calle, pero tenéis todas las carácterísticas de una nación sin estado. Vuestra cultura es inmensa, pero como la fuerza económica no ha sido la deseable no ha habido una expresión política fuerte. La cultura, por mucho que inunde el mundo, no sirve para tener un andalucismo fuerte y sin nostalgias. Veo el andalucismo como una idea profundamente justa, que debería calar hondo, pero que nunca cuaja. Y sois vosotros, los andaluces, los primeros que os lo debéis creer. Y no os lo créeis. Con Arenas, con Griñán, con Valderas o con quien sea.
Pues yo creo que Pilar lo está haciendo francamente muy bien, a ver que harían Arenas/Zoido o Griñan/Espadas con los medios tan escasos de los que dispone Pilar.
Ha unido el andalucismo, aún le queda pero está dando pasos firmes y concretos en la dirección correcta
Sin refundar nada está aportando al andalucismo mucho recorrido
Sin lugar a duda saldrá en Sevilla y sin lugar a duda el PA levantará el vuelo
No entiendo porque intentas potenciar a los políticos-verduleras. Pilar no tiene nada que ocultar, Arenas y Griñan si, uno un reloj regalado por la Gürtel y el otro ser presidente a dedo...
Y Pilar escribe muy bien, me encanta cuando tengo oportunidad de leerla. Ya le gustaría a más de uno escribir, razonar y argumentar así.
A mi me encanta.
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