10 de octubre de 2011

Somos Zapping: Curas al revés (19/09/2011)

Más de lo mismo. La gran máquina de propaganda y atontamiento, el gran comedero de arrimados y sumisos, la televisión pública más cateta y hortera, una de las más caras y desde luego una de las más sectarias (con Tele Espe) de este país, o sea Canal Sur, presentó su nueva temporada junto a los efluvios folclóricos y pestosos del Guadalquivir. Feliz día para ellos, para los millonarios que van de recogebabas de viejitos, para los graciosos meloneros que hacen chistes de todo excepto de lo que incomode al poder, para los animadores de dar palmitas y demás aduladores de la plebe. Seguirán la copla, y Manu, y los toros esquizofrénicos de Enrique Romero, y la Andalucía de Pin y Pon de Roberto Sánchez Benítez, y Jesús Quintero cronometrando los silencios y entrevistando el alma en pijama de la gente con mucha posturita pero poca afiladura, y se nos incorpora Toñi Moreno como solucionadora de problemas (ella que siempre ha ido como de monjita de los corazones y acariciaflequillos de la gente llana), y hasta vuelven Los Morancos. Nada, lo de siempre, pero que en palabras de Pablo Carrasco, auténtico Ministro de Idiotización y Desinformación de la Junta, se llenaba de términos como “servicio público” o “cercanía”. Da igual, todo el mundo sabe para qué están allí, de dónde bajan las órdenes y de dónde salen hasta los detalles de las escaletas. Todos conocen la servidumbre y los dueños a los que se deben. Pero Marta Paneque aún se atrevía a decir que “nuestro compromiso y nuestra responsabilidad como medio público es ofrecer una información veraz, rigurosa y plural”. Este cinismo sí que es para morirse de risa, y no las pizarras de Manu subiéndose las gafas como Clark Kent. Sí, todos sabemos lo que es Canal Sur, esa televisión que da vergüenza ver y esa cara trompetería lacaya del poder político. Por mucho que la vistan de gitanilla guapa o de solaz del pueblo, así es La Nuestra. Y eso no se cambia de un año para otro.


Los pajes del Presidente. Griñán hablaba a los niños, niños con el dedo en la boca, con la mirada en los focos, niños como jarroncitos de adorno. Griñán y los niños, sentados en unos pufs, mientras el presidente les intentaba explicar que él se ocupará de que no les falte de nada. Repugnante estampa. No entiendo cómo se puede consentir que se utilice a unos pobres chiquillos inocentes para estas exhibiciones de propaganda. Por cierto, me parece que los niños pasaron un casting. Sí, creo no se pone a cualquiera a hacer de paje o angelito en la carroza del Presidente. Un casting y con permiso de los padres, supongo. Y lo digo porque vi que Arenas también visitaba un colegio pero las imágenes de los niños, tras una valla, habían sido convenientemente difuminadas. La visita de Griñán fue planeada como un anuncio de colonia y todos los niños salían bien peinaditos y colocaditos. La de Arenas parecía la visita a una cárcel y los niños, esta vez sí, eran borrados para salvaguardar su intimidad. Intimidad que digo yo que el PSOE habrá ignorado o comprado para que en la noticias de Canal Sur Griñán saliera con ese enternecedor séquito. Niños y políticos, poco hay más obsceno. Pero estamos acostumbrados a su obscenidad.


Correcto e incorrecto. No soy desde luego puritano y la obsesión cristiana por el sexo como pecado, suciedad y maldad me parece enfermiza y sádica. Pero tampoco entiendo que haya otra ortodoxia moral en sentido contrario con pretensiones científicas e incontestables. Moralmente incontestables, me refiero. Les explico lo que vi en El club de las ideas. Simulaban unas jóvenes un concurso de preguntas y respuestas y se propuso este caso: “Marta y Rubén tienen 14 años y llevan dos semanas saliendo. Quieren mantener relaciones sexuales completas. Como es la primera vez, no utilizarán medios anticonceptivos. ¿Es correcta la decisión que han tomado?”. Una chica contestó que “sí, es correcta porque al ser la primera vez, hay menos probabilidades de quedar embarazada”. La otra dijo que “estaría mal porque aún son muy jóvenes para mantener relaciones”. Pero ninguna de las respuestas fue considera “correcta” y nos emplazaron a conocer la opinión del “experto”, un psicólogo: “Ninguna de las respuestas es correcta (...) porque la primera vez que se hace el amor es exactamente igual que las demás y (...) porque no hay una edad ideal para iniciar las relaciones sexuales, lo que hay que hacer es tener relaciones de manera responsable y libre”. Responsable y libre. Con 14 años. Podría haber dicho lo mismo de emborracharse, meterse coca o montar orgías en Las Vegas. Pero lo que me alarmó fue lo de etiquetar como “correctos” o “incorrectos”, con esa seguridad y autoridad científicas, comportamientos que involucran decisiones morales, opciones vitales privadas y convicciones íntimas de las personas. Estos progres son ya como curas al revés.

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