15 de junio de 2013

Triclinium: En Chicago hay pocas vacas (14/06/2013)


Nos sobran matones, esbirros, cínicos y mangantes, pero además nos faltan políticos. No sé si me preocupan más las frases de tabernero en el Parlamento o que estemos en ese saloon, como un paisano con agujero de bala en el as de picas, y nos quieran remediar el paro con cupones de descuento de pizzería. Saloon o teatro (las palabras matoniles de Ávila el miércoles provocaron momentos Club de los poetas muertos, con cada pepero que se levantaba repitiendo la frase cambiando “derecha” por “izquierda”). El Parlamento como palomar cagado de insultos no dolería tanto si hubiera más ironía e inteligencia y menos tontería; pero sobre todo si por debajo toda esa vieja costra calcárea y submarina quedaran al menos ideas, hechos, soluciones. Que Cinta Castillo sea una especie de Mercedes Milá, que Castro Román te haga buscar su ventrílocuo, que los diálogos entre Griñán y Zoido parezcan los de Leoncio el león y Tristón intercambiándose cada rato; eso sería lo de menos si viéramos allí algo más que una gran máquina de cortes de manga.

El PP no sabe ni redactar sus papeles y cuando Ruíz Sillero volvía a pedir evaluación de los planes de empleo de la Junta, que son como velitas a San Pancracio, Cinta Castillo se dedicó a enumerar sus erratas. ¿A qué grupo le damos el premio? IU saca a la troika, palabra que les sirve de misil ruso o sable cosaco, y ya está. Castro Román es capaz de, en una sesión de control, preguntarle a Griñán por Rajoy y encima quedarse con esa cara de pedir aplauso en un karaoke. Susana Díaz habla de una “nueva cultura de la transparencia” después de todas las vacas que se han asado aquí con dinero público (por cierto, los ERE e Invercaria contra la Zona Franca de Cádiz también se plantearon como luchas de vacas a la brasa). Griñán dice que la crisis no ha sido “por culpa del gasto público”, o sea que todavía se pueden asar muchas más vacas a nuestra costa. Mar Moreno nos descubre que pagan “sin puntualidad pero con regularidad”, como los pobres con ditero… Y en ese plan.

En el mano a mano con Griñán, cada vez más decepcionante (son como toreros buscando burladero y botijo), Zoido acusó al presidente de ser telonero de IU, cosa con la que no estoy de acuerdo. IU ha aceptado su paripé (que Griñán defendió) pero su pacto siempre me ha parecido barato: carguitos a cambio de dejarles colgar algún póster. Yo veo a IU más pendiente de la reverencia a Griñán que a Griñán postrado ante el leninismo, pero a Zoido eso le parece muy efectivo. Yo creo que el pajarillo bolivariano está a gusto, bien alimentado y amaestrado. Zoido le pidió a Griñán reformas, pero ¿cómo pedir reformas en la contemplación de la eternidad que es la Junta? Si las cosas van mal, es culpa de Rajoy o la troika; si van bien, es gracias a lo que llevan haciendo siempre. No hacen falta reformas. Ni gobernar. También pidió Zoido un pacto como el nacional. Pero hombre, ¿no veía que Griñán le iba a pedir una alianza contra Rajoy, que defendiera esta tierra contra su partido que odia a Andalucía? Lo que Griñán quiere es un pacto con Aznar. Zoido volvió a pedir la verdad de los ERE, Griñán respondió con sus sobresueldos y en el suelo del saloon se pegaban los pies y la mugre.

Pero para mí, la estrella fue Antonio Ávila. Lo aguanta todo, lo escupe todo (hasta Invercaria), responde sin responder y encima se pone de un chulapo que sobrecoge. Sí, el consejero de Economía de una de las regiones más pobres de Europa va chuleando de su gestión y sus rosas en el ojal. Incluso con los trabajadores de Delphi allí, diciéndole las verdades como se dicen en Cádiz. Sólo le hizo sombra, un momento, el consejero de Justicia, Llera. Le preguntaron por la discreta comida de Griñán con el presidente del Tribunal Supremo y dijo que los querían comparar con “los mafiosos de Chicago”. Qué cosas. Griñán y el presidente del TS comieron juntos porque los dos están preocupadísimos por los asuntos del otro. Son instituciones muy rozables, como se sabe. Además, en Chicago hay pocas vacas.

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