9 de octubre de 2013
Ouroboros: Una pura maravilla (08/10/2013)
Cuando llegó el zapaterismo con el talante y el sándalo, decíamos que nunca iba a bajar de Despeñaperros, aquí donde gobernaban sus enemigos, las viejas ayas del PSOE, los clanes de barraca y navaja campera, la rica Virgen en carreta de los harapientos. Al final, el zapaterismo se disolvió como la pastilla de su sonrisa, pero aquí permaneció el imperio chino del PSOE crecido sobre las moscas, manteniendo su religión de partido, su táctica de ocupación y reparto de la autonomía, a la vez que su cara de migajón de pobre. Ahora, podría ocurrir que fuera esa antigua biblia del PSOE andaluz, que sobrevivió a la hoguera, la que pasara Despeñaperros. Qué irónico desquite. Qué horrible vértigo.
En Madrid, en el Ritz, que es como media Rusia y tiene historias de transiberiano, le organizaron a Susana Díaz una puesta de largo nacional entre muertos vivientes y cruasanes emponzoñados. A la presidenta le hacían falta los acericos de banderas y las gorras enceradas para parecer una estadista, y algunos ingenuos hasta se lo han creído. Por allí están acostumbrados a que en Atocha sólo desembarquen limpiabotas y torerillos, pero por eso mismo, si escoges adecuadamente las palabras y la puesta en escena, te pueden tomar por genio lorquiano, que es el otro tópico. Se trataba de convertir a una florista de partido provincial en una princesa húngara de la alta política, como en My fair lady. Para eso pueden bastar tres frases con sombrilla, si hay predisposición al enamoramiento. Y por allí la hay, porque, por un lado, el PSOE nacional está desmoralizado, y por otro, hasta los más derechones suspiran por un Partido Socialista que no empuje hacia el precipicio catalán. Ella únicamente tenía que decir que la lluvia en Sevilla es una pura maravilla para que allí se les cayeran los monóculos en la taza, como a barones rijosillos. Qué poco conocen a Susana Díaz, que sólo es la nada con hambre.
Sin rival, sin miedo, con más joyas que ningún socialista en España, no había ni riesgo ni mérito en librarse de un zapaterismo que nunca llegó a Andalucía, aunque ella tampoco lo criticara en su día. Con la garbosa y fácil valentía de cuando no hay peligro pero se queda audaz en la foto, dijo lo que todos deseaban oír. También el PSOE, que necesita la fantasía contradictoria pero dulce de algo así como un revival rompedor. Alta idea de España la que quiso dejar mecida en las flores del Ritz, que son como cafetales con coroneles y azafatas. Pero ella era diputada y votó aquel Estatut. Igual que fue chaconista cuando tocó. Si esperan que la nueva socialdemocracia llegue desde Andalucía, van aviados. Hija purísima del modo andaluz del socialismo (sin socialismo si hace falta), ella sólo atiende al poder, como bien conocemos por aquí. Y no sabe de nada más. Antes era un soldado de partido y ahora es el ejército de ella misma. Me aseguran que se cargará a Rubalcaba en cuanto pueda. Que en Madrid aplaudan sus mohines los inocentes. No saben que les trae la peste.
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