Monarquía sindical. Sabrán ustedes que los sindicalistas no pueden ser detenidos. Son
inviolables, como corresponde a la monarquía de barbas y regalías que forman. Así
lo tuiteó mayestáticamente @ccooandalucia: “Toxo ve
impropio de una democracia que se mantenga detenidos a sindicalistas”. Sí, dijo
“democracia”, sin duda en un lapsus. Cualquiera se confunde entre tantos sistemas, mayorazgos, melancolías y bulas que usan a
la vez. Extraño concepto de la democracia, por lo visto un señorío que ellos
manejan concediéndose privilegios incendiarios y graciosos saltos a piola de la
ley. “Sí claro, la democracia está pa el mangoneo, que no pasa nada, y a las
comilonas con marisco incluido. ¡Habrase visto!”, protestaba @Trianabetis4. @edbalta
señalaba: “Que alguien le explique al Toxo que no han detenido a nadie por sindicalista,
sino por LADRONES, coño, por ladrones”. Pero nada: “Persecución a
sindicalistas, encarcelamientos, desprestigio a los sindicatos con ayuda
mediática... el PP es hijo del Franquismo”, insistía @ZasRoberto. Lanzas y su vaca asada, las
facturas engordadas y los ricos botes, son cosa de Franco. “Ahora los
sindicatos UGT y CCOO dicen que detener a sindicalistas que han robado es una
persecución de la brigada social franquista. Mafias!”, les acusaba @DidacPolo. Pero @carboneropaco dedicaba su
#FF a “quienes, como yo, sienten, #orgullodesersindicalista.
La defensa de los derechos no descansa”. “No nos van a callar, como no lo
hicieron en el pasado”, se unía al hashtag @CCOOCORDOBA. Pensé que
ese hashtag podría querer reivindicar
la esencia del sindicalismo, ahora tan pervertida.
Pero ese último tuit enlazaba a este tremendo titular: “CCOO: ‘La juez Alaya y
el PP no olvidan que en Andalucía hay un gobierno de izquierda por el papel
jugado por los sindicatos’”. Al final, creo se referían al derecho a meter el cucharón en la olla hasta el codo. Y el
orgullo de que nadie les rechiste. Por cierto, ¿saben dónde no he visto nada
sobre conjuras contra el sindicalismo? Pues en @CGT o
@cnt1910. Entre los sindicatos también hay clases.
El pacto
de los calvitos. Susana Díaz
sigue haciendo sus Américas como una folclórica de las palabras vacías como calabacines
o castañuelas. Y algunos ilusos hasta la creen. Taconeos, revoleras, visitillas
y preludios de pactos que no son nada pero van haciendo nombre, rodada y
cantares. “Pregunto: ¿qué hay que pactar sobre
corrupción? Los chorizos a la cárcel. Punto”, escribía @J_A_Isla tras la visita a Rajoy. “Un acuerdo para no atacarse mutuamente con la
corrupción”, le parecía a @mdlherran. Mucho pacto implacable, pero
luego aquí vetan una comisión sobre el fraude del Plan Bahía Competitiva…
Ahora, el mejor y más atinado, el propuesto por @Susi_Enfuresia: “Voy a
pedí a Rajoy un pacto contra los carvito con barba. Er quita a Aria Cañete y yo
a Rubarcaba”. Éste lo doy por hecho.
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