9 de octubre de 2013

Somos Zapping: Sandokanes por salvar (07/10/2013)


Juicios paralelos. Mientras se leía la sentencia del caso Malaya, en Canal Sur lloraban los sofás con goteras de Tiene arreglo. Para ver el programa especial, extensión de la tertulia mañanera, había que buscar en el Canal 2 o HD. Quizá porque hay cosas que es mejor no dejar muy a la vista, como que la miseria moral del país es aún peor que la económica. De este especial me llamó la atención la oportuna mención a los “juicios paralelos” o “mediáticos”, como si la gente, sean informadores o albañiles, no pudiera tener juicio y discurrir propios. Siempre es complicado cuando el periodismo tiene que hablar de la justicia, pero no entiendo a esos periodistas que se cambian el sombrero con el juez y confunden la información y veracidad periodísticas con las sentencias. El periodismo debe buscar y ofrecer datos y hechos veraces para que juzgue el ciudadano. Estaría bueno que para investigar, informar y opinar hubiera que esperar a que el Espíritu Santo bordado descendiera sobre un tribunal. Juan Manuel Marqués decía ese día que “hay casos como Bárcenas o los ERE que están levantando muchas expectativas y nos podemos encontrar con problemas como los que están surgiendo aquí, de vulneración de derechos fundamentales, de delitos prescritos, de instrucciones excesivamente amplias e incluso de acusaciones realmente inciertas”. Sí, sería muy conveniente para algunos que fuera así. Y más aún que, mientras llega el juicio tardón, nadie pudiera pensar ni atar cabos. No hagamos juicios paralelos, es decir, no hagamos ningún juicio. Se trata de eso, ¿no? Sigamos a De Llera, en fin. Que sólo llegue la sentencia desde el silencio y se anulen todas las opiniones o verdades no contempladas en ella. Pero según Tomás de Aquino, ni siquiera Dios puede hacer que dos y dos no sean cuatro. Menos, digo yo, un juez. La verdad únicamente como ese tapetillo que le queda a un magistrado vestido de abuela con el hilo que le dan, me parece un concepto muy pequeño. Aunque útil. Muchos sandokanes se han salvado y se salvarán con él. Y conviene ir preparando el terreno para los próximos.


Inmaculada Susana. Después de tantos años, hasta a mí es capaz de impresionarme el nuevo Nodo de Canal Sur con Susana Díaz. No habla ni declara, sino que se aparece como una Virgen en un árbol, con rayos en las manos, para salvarnos, y los informativos tienen una luz de hornacina mariana. “No habrá nuevos recortes para los empleados públicos”, nos tranquiliza maternalmente al comienzo de las noticias. Luego, nos la sacan en uno de estos foros donde montan desayunos como conferencias, o al revés, y la voz en off, con tono de hosanna, nos cuenta que “Susana Díaz ha hecho profesión de su fe en la política dejando pinceladas de su personalidad”. De su intervención, destacan frases como éstas: “Yo sé que tengo fama de mujer dura, en algunos momentos, implacable… En temas como la corrupción lo soy, lo voy a ser y lo irán comprobando”, “nos resistimos a gobernar desde la insensibilidad social” o “hay un gobierno sólido, cohesionado, con una voz única”. Ya ven el alcance y la sustancia de estas simplezas dichas en Madrid entre vapores de cafeteras. Pero era la aparición del día y el órgano tenía que sonar. Eso sí, también quiso arreglar Cataluña y España, ya que tiene Andalucía arreglada. Y entre versículo y versículo, la locutora nos contaba que le parece “una crueldad reducir los ingresos de los pensionistas” o que “va a salvar los sueldos de los funcionarios”. Comparen este concierto de arpa con la cobertura de la visita de Rajoy a Japón, cuyo titular fue: “Rajoy resalta la bajada de salarios en España”. También sacaron a la presidenta en la inauguración del curso universitario, en Jaén, donde parecía una confitera de birretes. Hubo manifestantes que la abroncaron y le gritaron “los de los ERE fuera de la UJA”. Para Canal Sur, fue así: “Varios colectivos han protestado por los recortes en enseñanza, los salarios de los empleados públicos y los recortes en investigación”. Cosas de Rajoy o Wert. Ella siempre queda inmaculada.

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