Regreso al refrito. No hay quien le quite a Paco Lobatón su gusto por las humedades, las telarañas y los desenterramientos. Hasta para tirar de archivo hay que tener talento y gusto, que es lo que tenían por ejemplo Salas y Summers cuando nos desempolvaban la vieja tele y eran capaz de hacernos sentir nostalgia, y no sólo asquito. Pero la vocación necrófila de Paco Lobatón le hace traer una televisión de morgue, con viejos sucesos, artistas y personajes como muertos del Titanic; con unos recordatorios de idioteces o truculencias y unos homenajes no ya pretéritos, sino orinados por el tiempo. Cuando vi a Lobatón ante Joaquín Petit (dos fijos en esta tele pública andaluza que tan bien abraza y paga a sus fieles) manifestando su ilusión y entusiasmo ante un nuevo proyecto, pensé que iba a ser otro de sus desfiles de descuartizados, pero casi es peor, porque se trata de unos recuerdos televisivos que resultan como si hubiera abierto el ataúd de su abuela. De entrada, el nombre es tan facilón como tonto:
Regreso al futuro, como aquella emblemática película ochentera. Por lo menos, en aquella película, sí había un futuro al que regresar, mientras que en ese programa no sólo Lobatón, sino todos los andaluces y su televisión, parecen vivir en un pasado intacto. Este domingo sufrimos una larga retrospectiva de Los Morancos con gloria de toreros; el recuerdo de un pirado que fue noticia en el 93, el santón de Baza, el que hizo que la gente del lugar se quemara la retina cuando anunció que “la Virgen enseñaría las puertas del Cielo dentro del sol”; un recorrido sin ton ni son por fandangos de Manolo Caracol a Los del Río, y hasta un extraño añadido, un reportaje sobre los cuernos que provocan las mujeres del este que van a la recogida de la fresa en Huelva, que no sé qué tiene eso de viaje en el tiempo. El programa es un reciclado extremo del refrito con otras inserciones inexplicables y al que, además, una manera de seleccionar los temas que es directamente proporcional a su estupidez o a su morbo, e inversamente proporcional a su interés, convierte en un pastiche intragable, insano, agusanado, en una alacena del moho totalmente prescindible. Es como querer extraer melancolía de unas mondas.
De dulce. Hemos hablado alguna vez de Andalucía es su nombre, que, según la sinopsis que me ofrecen, es una serie que “refleja la identidad de los andaluces y su capacidad para construir su realidad social y política”. Interesa mucho crear identidad andaluza, sobre todo cuando el partido político que reina intenta que se le asocie a ella. Así pues, todo el heroísmo de la Autonomía, todo nuestro éxodo de la pobreza y todas nuestras bellezas o cateteces son exaltadas en este programa como triunfos de nuestra raza y, subrepticiamente, también de nuestros políticos. Para fundar identidades hace falta poco. En realidad, sólo que alguien gane con eso. Lo demás es cuestión de darle tono épico y fondo de banderas. Como en el programa de esta semana, en el que la gloria de Andalucía quedaba definida nada menos que... por los dulces. Sí, la identidad, las señas inequívocas, la singularidad, el espíritu y el orgullo de Andalucía en sus dulces, alfajores, yemas, tocinos de cielo, arropes, mostachones, pestiños y piononos de monja, contados como imperios. Todo eso que “lleva la huella de un remoto pasado” y que nos distingue de otras cocinillas por la “finura”, a decir de una especialista. Vean qué satisfacción, la cultura como carolingia de las bizcotelas, igual que adornar con sedas nuestro hambre secular. Habrá otras tierras que se funden en dioses o filósofos, que aquí lo hacemos con las poleás, el arte del hambre, el único torreón que podíamos levantar aquí. Sí, la identidad y la realidad social que hemos construido en Andalucía a partir del ruido de las tripas...
Notas de precampaña. Información electoral en las noticias de Canal Sur: Chaves nos vuelve a hacer “referente de la modernidad” y pide que el PSOE “se movilice con humildad”, mientras IU se declara “anticapitalista” y ya va enseñando a Sánchez Gordillo con jersey de Evo Morales (¿se lo imaginan de consejero de Agricultura, planeando koljoses?). Pongan ustedes los comentarios, que a mí me da la risa.
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