14 de diciembre de 2010

Somos Zapping: Bailones de cortijo y marqueses con escopeta (29/11/2010)

Elecciones. ¿Se imaginan unas elecciones andaluzas con la cobertura, el papel y la munición que le han dedicado en toda España a las catalanas? ¿Se imaginan a las televisiones nacionales abriendo con la imagen de Griñán, Arenas y Valderas depositando su voto? ¿Se imaginan a las tertulias sopesando los nuevos equilibrios de poder y las marejadas que llegan hasta la Moncloa según la distribución de colorines que queda en nuestro Parlamento? No, claro que no. Aquí parece que en las autonómicas sólo elegimos a un alcalde que no le importa a nadie fuera. Primero, porque nos las hacen coincidir con las venganzas o los ajustes de cuentas de las generales, invisibilizándonos, convirtiendo lo nuestro en una especie de elecciones de juguete en las que parece que sólo imitamos la política que hacen los mayores, como esos chiquillos vestidos de futbolistas que posan junto al equipo de verdad antes del partido. Luego, porque Andalucía, hasta ahora, sólo es la aburrida cosecha de cada cuatro años que recuenta el mismo cacique, el PSOE, con unas pocas arrobas de más o de menos. Y, sobre todo, porque, siendo así, por ahí saben muy bien que Andalucía no aporta a la política nacional una voz ni un puño propios. Sólo es una ayudantía del Partido, y un papagayo político no tiene personalidad ni peso para que la nación esté atenta a nosotros. Sí, somos como una constante política que se tacha de los dos miembros de una ecuación. La mayor Autonomía de España cuenta políticamente sólo como un escobero de otra cosa. El día en que unos comicios andaluces abran los informativos como ayer los catalanes, ese día habrá ocurrido algo importante, esperanzador y merecido. ¿Llegaremos a vivirlo?


Borrachera andaluza. No me extrañó ver a los Cantores de Híspalis haciendo como un museo de cera de ellos mismos junto a Juan y Medio y su “escuela de artistas” llena de coplistas repollo y pequeños ruiseñores de la raza. Al fin y al cabo, es Canal Sur. Mucha más vergüenza da ver cómo montan un rengue o borrachera andaluza en una televisión nacional, en este caso Telecinco. Juntaron a estos mismos sevillanistas amojamados, que parecían recién salidos de su casete de la gasolinera, a El Arrebato, icono de todas esas guitarritas flojas de aquí, a Rosa, juguete roto de voz tan bella como desperdiciada, y a otros secundarios medio copleros o medio palmeros que ponía el programa, todo bajo la dirección o matronzago de María Teresa Campos, que parecía Carmen Sevilla en zapatillas. Qué tiempo tan feliz se llama la cosa, y no sé si la felicidad la pone alguna sustancia química especial, porque allí bailaron, cantaron, manotearon, se arremangaron y taconearon en rebujón artistas, colaboradores y tertulianos en medio de un ambiente avinado y casetero, con todo el pestazo de los tópicos andaluceantes en gozosa y orgiástica efervescencia. Ni preparado como caricatura o mofa (quizá lo estaba) hubiera resultado tan bochornoso. Ante ese elenco de invitados, no se resistieron a que un gracioso del programa contara un chiste con acento andaluz, ni a pedir a Pascual González que él también contara un chistecito, como manda la tierra. Hubo otros muchos momentos brillantes, como el recuerdo de esas sevillanas de las “bragas de agujeritos” o cuando María Teresa Campos, después de bailar, dijo: “ Por favor, dadme los tacones”. Pero yo me quedo con el llamamiento de El Arrebato pidiendo un empujoncito para las sevillanas “aprovechando de que el flamenco lo han hecho patrimonio de la Humanidad (sic)”. Lo avisábamos y ya lo estamos viendo: esta distinción de la Unesco va a servir para que se metan en la fiesta y pongan la manita no sólo El Arrebato, sino hasta los fabricantes de peinetas o los chinos que venden antenitas con luces en las ferias. Habrá que estar atentos a este programa de María Teresa Campos, para comprobar si también bailan allí la jota, o si ella termina por convertirse en Carmen Sevilla con una copita de más.


Cazadores. Primero lo sentí en Lances, el programa de Canal Sur 2 sobre caza y otros camperismos azahonados. Luego, en 75 minutos, dedicado esta semana a diversiones domingueras varias. Sí, sentí esa estomacal repugnancia hacia las monterías, al comprobar el placer que les proporciona a algunos matar a bellos animales, al ver a familias enteras de pijos posar sonrientes ante las cornamentas de los venados abatidos. “Enhorabuena, lo has matado, macho”, le decían a un cazador que se fumaba después un cigarrillo como tras un polvo. Andalucía sigue siendo esa tierra de bailones de cortijo y marqueses con escopeta.


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