27 de julio de 2012

Hoy viernes: Pactos (27/07/2012)


Tiemblo ante los pactos de los partidos, que son como los pactos míticos entre dioses, algo para repartirse el cielo mientras dejan a los humanos la tarea de sufrir su fuego, degollarse primogénitos y guardarles sus rayos en cajas. De estos pactos políticos, mayormente recordamos unas mayúsculas, porque siempre nos los escriben así, como si cada uno iniciara un Génesis, aunque luego vemos que con eso sólo pretenden subir palabras vacías en sillas altas. El Pacto por la Justicia, por ejemplo, sonaba a juramento artúrico, pero sólo iba de repartirse los jueces en los tribunales y consejos, poniendo cada partido, por turnos, un tirabuzón de su gusto. Hay pactos que se quedan en la hipocresía mutuamente excusada, como el Pacto Antitransfugismo, o que se hacen para durar lo que su titular. Otros, compran con dinero el nombre de una quimera o de una broma, como eso de la paz social. Y todos tienen algo de realidad performativa, que se materializa sólo con nombrarla. Pongan cualquier cosa detrás de la palabra ‘pacto’ y verán aparecer el espejismo: Pacto por la educación, por la sanidad, por la cultura, por el empleo… Pactos de los que no se suelen enterar ni la educación, ni la sanidad, ni la cultura ni el empleo, pero nosotros nos los imaginamos floreciendo o sanando tras su invocación y los políticos se apuntan una mera intención como logro.

Los pactos se pregonan y se traicionan, mariposean y mueren, y no significan ni valen nada por su nombre, sino por su sustancia, que casi nunca encontramos. Griñán y Zoido pueden pactar olvidar la confrontación, pero vemos a nuestro presidente usar el Parlamento andaluz como bombarda contra Rajoy hasta afirmar, nada menos, que el Gobierno ha roto el “mandato representativo” en estos pocos meses. Pues anda que si evaluáramos los cumplimientos y fracasos de ellos en Andalucía durante 30 años… Pero qué más da. Ofrecer un pacto es como lanzar una rosa por amor, hay belleza y verdad en el simple gesto, así que Griñán ha sacado ahora lo del Pacto por la Autonomía, con toda la pomposidad y la broza que ya hemos descrito para este tipo de artificios. Claro que uno adivina que por Autonomía, Estatuto, competencias, derechos, Estado del Bienestar y otros sagrados y primorosos rótulos sólo quieren decir ‘su chiringuito’. No por nada, sino porque hasta el momento no nos han demostrado que entiendan ni les importe otra cosa. La Autonomía, en su palabra, en su espíritu, en sus objetivos, puede estar tan vacía como esos pactos si se usa para lo que se ha usado aquí. Griñán menciona el “mandato representativo” sin pensarlo mucho, pero creo que todos se han olvidado de ese pacto que sí es fundamental, el de los políticos con el pueblo, ése por el que el ciudadano delega en sus representantes y éstos deberían corresponder con honestidad, diligencia y buena fe en su gobierno. Es el pacto más importante y el que menos les importa. No tiene ni mitos ni mayúsculas.

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