Renovando. Griñán dijo adiós como desde un velero y sus ojeras se hicieron
notición con sospechas, artimañas y asesinatos políticos. Claro que las
noticias de Canal Sur no dejan espacio para la malicia, que eso hace muy mala
sangre. “El presidente andaluz lo ha dicho después de hacer referencia a la
futura Ley de Transparencia y a la necesidad de una permanente regeneración
democrática”, nos resumía convenientemente Juan Carlos Roldán. Carmen Benavides
le añadía ternura a la épica y al sacrificio de Griñán: “En su decisión han pesado
tanto motivos personales, no hay más que ver la alegría y la emoción con la que
su mujer recibía la noticia, como motivos políticos. Y lo explicaba claramente
en su discurso porque Griñán considera que un político no puede mantenerse al
margen de los nuevos retos, los nuevos problemas de una sociedad en permanente
cambio”. Daban ganas de aplaudir tanta entrega. “Apelando al espíritu de la
Transición, ha presentado la renovación como una de las claves de su decisión”.
¿Renovación con Susana Díaz, fiel chusquera y candidata a dedo? ¿Con unas
primarias a bote pronto para que no haya tiempo de aglutinar una alternativa?
“Los socialistas quieren acelerar al máximo los trámites para irse de
vacaciones con un candidato a la presidencia de la Junta elegido”. Sí, para
Carmen Benavides la razón era poder irse de vacaciones tranquilitos. Los
candidatos hay que buscarlos con la fresquita. Sobre Susana Díaz, dijo que
“muchos socialistas la señalan como la persona más preparada en estos momentos
para ostentar esa candidatura”. Con “muchos socialistas” quería decir el jefe,
y con “preparada” quería decir… un chiste. Pero hubo en ese informativo otras
frases remarcables. Que Griñán nos regalara un debate sobre el estado de sus
juanetes le parecía a Manuel Gracia “un gesto de una enorme significación
democrática”, y más “el que se haga con la transparencia y la solemnidad
debida”. Por cierto, en ninguna resolución se ha terminado plasmando esa
limitación de mandatos… Amparo Rubiales veía la jugada como consecuencia de que
el PSOE sea un partido “paritario intergeneracional” (¿?). Y para rematar la
crónica, Canal Sur nos suelta que “Andalucía sería de nuevo pionera si una
mujer ocupara la presidencia”. ¿Como Madrid con Esperanza Aguirre o Castilla-La
Mancha con Cospedal, o más pionera todavía? Yo prefiero retratar a la nueva “lideresa”
con sus propias palabras: “Un discurso comprometido con el futuro de nuestra
tierra”, opinaba del de Griñán. Ahí sí que somos pioneros. En que nos gobiernen
con palabras y molleras vacías. El nivelito de sus propuestas y sus actores es
el que ellos le asignan a Andalucía.
El
espectáculo. Andalucía era invisible. Nuestra
política era una especie de misa repetida o película rebobinada sin ningún
interés ni novedad por ahí fuera. Cataluña, El País Vasco… Ellos, aun con su
mitología, sí que tenían presencia, poder, dinero, chantajes. Ahora no sé si
era peor o mejor ese no estar, cuando Andalucía se ha convertido en espectáculo
nacional, cuando protagoniza las portadas de los periódicos, las tertulias y
los debates más o menos serios o circenses o cargados como dados. Los ERE, más
aún que Marbella, nos han devuelto al trabuco, a la novela cervantina, al
entremés de gitanito con civil. También la espantá
de Griñán hace negocio con números 900 en las profundidades de la TDT. Nunca al
darle la vuelta al mando me había encontrado tanto con Andalucía, y dando tanta
pena. Los forasteros alucinan con cómo se deja en herencia el cortijo andaluz, con
la increíble concepción patrimonial que tiene un partido de una región, con la
avilantez con que manejan el fracaso, con el nivelito de su chusquería y sus
ninis. El otro día me volví a encontrar en teles locales al cocinero de Rota y
a ese José Ramón con corazón, que siguen existiendo como concepto televisivo y
creo que político. El éxito y la simpatía de la ineptitud y la ignorancia. Eso
es lo que nos hace curiosos y risibles para España. Eso es lo que nos hace
incurable la desgracia.
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