Las uvas doradas. "Las uvas doradas", dijo el maestro, queriendo entrar en septiembre ya en el cesto del cielo, con ellas. Las uvas doradas, el tiempo de la vendimia nos perfuma de zumo y borriquillos y obliga al campo a una tarea barroca, como si hubiera que pintar al óleo cada racimo recogido, porque así se hace la vendimia. Todavía tomamos la sangre del sol y de la tierra, y si hay que ir a buscarla fuera, lo hacemos. Hacia Francia marchan de nuevo los temporeros andaluces, a hacer una vendimia como rumana, y las noticias de Canal Sur nos muestran sus caras de pasar estaciones nocturnas y sus maletas de soldado, como dice Raúl del Pozo de la de Umbral. Hacia las uvas doradas, hacia el dinero de los pobres hecho de fruta y caldo. Siempre el dinero lejos y para cogerlo del barro. Nada menos que el 70% de los españoles que vendimiarán en Francia son andaluces. Las uvas doradas de septiembre, para ponerlas sobre columnas como hojas de acanto, y los andaluces de nuevo con el pan extranjero y el patrón como un quesero de allí. Nosotros somos las uvas doradas, maestro Umbral, Andalucía lo es: hermosa, alimenticia, de riqueza pobre y esperando pudrirse.
Pollos por ordenador. Temporeros con sacos, cuchillos de estación, hambre en los zapatos. No pasa nada. Aún así nos dirán modernos y eléctricos. Las noticias de Telecinco sacan una carnicería andaluza porque su propietario ha sustituido los típicos carteles con los precios por pantallas con una presentación de ordenador, donde los pollos parecen pisos piloto y dan paso a las chuletas con espectaculares cortinillas. A lo mejor para comprar el filete cibernético los andaluces tienen que irse a Francia con sombrero de paja, pero, tal como suele hacer nuestra administración autonómica con sus pretendidos hitos tecnológicos, el adorno pixelado nos redime y la anécdota se convierte en universalidad. Seguro que Zarrías diría con esto que Andalucía es la única región que hace sus pollos por ordenador.
La Cristiandad y los toros. Toros en Canal Sur... Me aburre y me repele su insistencia tanto como el estilo de las retransmisiones, sobre todo por Enrique Romero, adulador y anfetamínico. Narran las corridas como romerías o como misas de campamento. El otro día, por ejemplo, alguien intentaba (malamente) explicar el origen del dicho “que salga el sol por Antequera”. Ya saben, la Reconquista, tomar Antequera haciendo frente a cualquier aparente imposibilidad (como que salga el sol por poniente, que es donde queda Antequera respecto a Granada). Pero la interpretación curil de Enrique Romero fue delirante : “Lo mismo es una metáfora de que la Cristiandad empieza a ganar por Antequera, que salga la luz por Antequera”. La luz de la Cristiandad junto al hispánico y nacionalcatólico toro... Qué rancio. A Romero lo harán un día obispo de la tauromaquia, aunque ahora lo que parece es un monaguillo de la plaza.
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