Maldito lunes. Hay en Canal Sur, últimamente, una especie de maldición de los lunes, en cuyas noches recalan basurillas, desenterramientos o vulgaridades en empecinada alternancia o acumulación. Empezó con Año 400, un bodrio de caricatos que se creían los Monty Phyton y no llegaban ni al Dúo Sacapuntas. Su Hispania entre romana y sevillí no tenía ninguna gracia y el guión sólo llamaba a la vergüenza ajena. Cómo sería de mala que Canal Sur la retiró, creo que a la segunda semana (recalquemos esto: ¡Canal Sur retirando un programa por malo!). En la televisión pública andaluza sólo hay una serie de humor con cierta originalidad y frescura, que es SOS estudiantes. Es audaz, a veces verdaderamente ingeniosa, con un inusual toque de surrealismo y personajes como el vecino psicópata o la chica tonta, bastante logrados. Tras Año 400, los lunes canalsureños nos trajeron de la mano de Toñi Moreno las hagiografías o autopsias de muertos de verdad o muertos en vida. Folclóricas, toreritos o cantantes amojamados, biografiados alrededor de un repelús como de sus exvotos. Rocío Jurado, Lola Flores, El Cordobés o Rhapael, toda la nómina que ocupa los altares de nuestra cultura sin cultura, en una épica exagerada, babosa y catetísima. Y ahora, en el verano pestoso, el lunes nos pone ese Gran Prix de revolcones y cucañas pueblerinas, conducido esta vez por Bertín Osborne, especie de vaquero feriante, otro de los andaluces (lo he dicho varias veces) cuya gracia o desparpajo consiste en parecer que está borracho. Maldito lunes, sí, sobra de la semana, basurero de Canal Sur, que ya es decir.
Un toque friki. Me ha sorprendido gratamente que Canal Sur coloque en su parrilla las Crónicas de Sarah Connor, que ya me habían recomendado. Sí, uno es bastante friki para según qué cosas y tengo que confesar mi debilidad por la saga Terminator, que esta serie retoma con una producción muy digna y unos actores y guiones que saben mantener el espíritu original. Las Crónicas de Sarah Connor vienen además con otro regalo para frikis: el papel de cyborg bueno y sexy que hace la inquietante y aniñada Summer Glau, la River de Firefly, otra serie de culto para los raritos, mezcla de western y ciencia ficción, que no ha llegado a emitirse en España. Refrescante, pues, entre tanta ranciedumbre y casticismo, esta apuesta friki de Canal Sur. Para que luego digan que sólo les doy palos.
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