El nuevo Parvulito. No nos debe extrañar la avilantez del apostolado cateto de Antonio Garrido o Adela Utrera, porque hemos visto lo mismo en las apoteosis institucionales del 28-F y en la cartelería que Canal Sur ha hecho con ello. No encuentro mejor ejemplo y compendio que esa cosa que nos han puesto esta semana con el título de Somos Andalucía, especie de Enciclopedia Álvarez del autonomismo rampante, orgulloso y ridículo, que tenía hasta estribillo (de vez en cuando, el locutor decía ahuecando la voz: “nuestra comunidad autónoma: Andalucía”). No salía Viriato, pero, aún mejor, y con música de Gladiator, nos retrataban como “tolerantes”, “pacíficos” y “cultos” (les faltó “sostenibles”) ya cuando llegaron los romanos. Esta tierra que “se levanta rica y diversa, remota y actual”, que “ha pasado del subdesarrollo (...) a hacer realidad el sueño de los forjadores de Andalucía”, todo con muchos piropos para sus riquezas morunas y hasta para sus cielos azules y surferos, para “el patrimonio inmaterial del sentimiento andaluz”, para los olivos poetizados, para todo el bronce de las civilizaciones estatuadas aquí y para todos los azulejos de las banderas. Hasta llegamos a ser “el centro del mundo”, nos dijeron. ¿No les suena todo esto? Sí, yo ya lo vi en El Parvulito.
11 de marzo de 2010
Somos Zapping: El centro del mundo (8/03/2010)
Canal Sur contra The New York Times. Recuerdo el cachondeo que se armó hace años en Cádiz con unas guías turísticas de Salvat que igual ponían a los coristas a bailar samba que a los toros a pastar en las playas. De vez en cuando, un guiri mira de lejos y confunde a un guardia civil con un torero, como pasó con el 23-F. Pero, también de vez en cuando, un cateto de los de aquí se siente agraviado porque en Nueva York no conocen sus adobos y forma algo así como lo del Maine o lo del Motín del té, pero con manteca colorá. Es lo que pasó el otro día en Mira la vida, a cuenta de una crónica sobre el Carnaval de Cádiz que publicaron en The New York Times y que les pareció un insulto a estos guardianes nuestros de las alacenas idiosincrásicas y de esa culturetilla del botijo mudéjar, el fenicio feriante, las piconeras colombinas y el trimilenarismo de casapuerta. El NY Times había titulado algo así como “desempleo persistente, perenne sindolor”, cosa en la que tienen más razón que un santo. Y no lo digo yo, ni ningún guiri “con prejuicios”, que es lo más bonito que le dedicaron los comentaristas del programa, tirándose del moño y revolviéndose en sus sillas, a la periodista que firmaba el artículo, al periódico, a todos los estadounidenses y no sé si a la VI Flota formada ante la Caleta. No, eso ya lo dijo el año pasado el coro de Tino Tovar, Cadilandia: “En Cádiz no hay crisis mientras haya Carnaval y Semana Santa”. Lo mismo es que Tino Tovar es de la parte caleti de Manhattan, o de los americanos con peto de Puertatierra. No, lo que ocurre es que aún hay andaluces despiertos y críticos, aunque lo que abunde más, sobre todo en Mira la vida, sea el andaluz con orejeras, con el babero de su complacencia y el macetón de su paletismo. La artillería cateta que desplegaron en el programa contra todas las barras y estrellas americanas sí que fue bochornosa. Un tal Antonio Garrido, inquietante híbrido de belenista andalusí y miembro del jurado de Se llama copla, sacó el comercio con América, la fundación de San Antonio, las vírgenes de Nuevo México, lo de “la ciudad más antigua de Occidente” y, en un descacharrante rapto de chovinismo, llegó a afirmar que “somos Andalucía, la tierra más culta del mundo”, no sin antes dirigirse a todos los americanos de esta manera orgullosa y madrera: “Criaturitas de Dios, es que ser analfabeto es muy duro”. Si lo sabremos aquí. Es casi tan duro como ver hacer academicismo a un saetero de lo palurdo. Por su parte, Adela Utrera, repartiendo como babuchazos de madre, se preguntaba “qué se puede esperar de una país en el que te dicen que el envoltorio de un juguete es un envoltorio, no el juguete”. No es lo mismo, claro, que preguntarse qué se puede esperar de un lugar en el que se bautiza a la gente con vino. También Mariló Maldonado les recordaba que en Andalucía somos “solidarios, a la cabeza de donaciones”(?) y les pasaba por la cara la Constitución de 1812 a ésos que se creen padres de la democracia moderna, ya ven. Así, los ilustrados andaluces de Canal Sur, la superioridad cultural e intelectual de Andalucía y esta grandiosa civilización milenaria que se resume en María del Monte, iban poniendo en su lugar a los americanos masticachicles, incultos y prepotentes. A mí se me caían las lágrimas de la risa. En Nueva York deben de estar encogidos de vergüenza e inferioridad. Y eso que los de Mira la vida no contraatacaron con la gloria de nuestras papas aliñás. Eso lo dejarán para enemigos que estén a su altura.
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