
Chaves vive. A Zapatero no tienen más remedio que sacarlo, aunque antes el PSOE tenga que hacer conjuros contra el gafe. Con Chaves sí es verdad que se les nota más las pocas ganas de exhibirlo. Le asignan plazas pequeñitas y yo he tenido que rebuscar por las profundidades locales de la TDT para verlo en el esplendor de sus pamplinas. Observen su análisis de la crisis, en El Puerto de Santa María, ante las cámaras de Onda Luz: “Hay que ganarle la batalla a la crisis, y estas elecciones son importantes, porque, lo digo por todos pueblos por los que voy, porque la gente lo pasa mal”. Así que hay que ganarle la batalla a la crisis porque la gente lo pasa mal. Brillante diagnóstico con el que, además, parece que sobran remedios: basta por lo visto la actitud conmiserativa del PSOE. No hace falta ni sacar a su familia, sólo atender al nivel de sus tontadas, para darse cuenta de lo dañino que es ya Chaves para su partido. Chochea, pero aún vive.
Teletienda. A IU le he visto anuncios con botijo, al PA anuncios de enamorado, al PSOE anuncios panaderos, al PP anuncios mesiánicos, pero creo que lo que más gracia me ha hecho hasta ahora ha sido la teletienda de Teófila Martínez, que vi también en una tele local. Ha dispuesto fotografías en blanco y negro del Cádiz de la etapa socialista al lado de bonitas fotos en color de lo que ha hecho ella con la Tacita. Sí, igual que en esos anuncios de máquinas de abdominales o pegamentos universales de las madrugadas, donde en las secuencias en blanco y negro se rompen las cosas o las espaldas pero en las de color el actor sonríe con su tipito cachas o la puerta por fin arreglada que le deja el producto. Es más que una ocurrencia, es toda una metáfora porque en ese espíritu de la teletienda se mueve la política estos días, o quizá siempre.
Corrupción objetiva. Ya no pueden decir que el escandalazo de los ERE es cosa de la prensa derechista o del Tea Party de la TDT. El programa de Jordi Évole, Salvados, de La Sexta, cadena poco sospechosa de arropar al PP, hacía un recorrido por los más apestosos casos de corrupción en España y no pudo dejar de visitar Sevilla. Un periodista de Abc explicó los detalles de la trama de los ERE y hasta escuchamos las famosas grabaciones del caso Mercasevilla, además de los apelativos charcuteros que le dedicaban los propios trabajadores de allí a toda esta raza de trincones institucionalizados. Con la guasa y la pachorra del Follonero, el asunto quedaba aún más sucio, descarado y sonrojante. Ya estamos objetivamente situados en ese mapa de las corrupciones que no se pueden negar ni disimular.
Gente de orden. A Jordi Évole, por cierto, lo invitó esta semana Manu Sánchez y, aunque no hablaron de los ERE, sí mencionaron otra reciente vergüenza nuestra: el caso de unos chicos gays expulsados de una caseta en Sevilla por bailar juntos. Los de la caseta les dijeron que allí eran “gente de orden”. ¿Pero todavía hay quien habla así? Feria, caseta y “gente de orden”... Ay, ese olorcillo casi fluvial de la Sevilla rancia...
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