Bárcenas,
con su cara de futbolista antiguo, con su letra de ultramarinos, con sus
millones como botones, con su sombra con abrigo como el mal puro, infantil y
literario, no es tan malvado ni tan
importante. Es sólo una pieza o una herramienta, un perno o una carretilla que
necesita la política, o esto que llamamos política pero es negocio y chantaje y
escombrera. En los partidos, con tantos jefes, propagandistas, mentirosos,
figurines e interesados, un tesorero parece un pinchadiscos. O un cabo furriel
contando latas de atún. Bárcenas, con camisa rosa y corbata, declaró ante Ruz
igual que un barítono y, como en las óperas, pareció el centro del mundo con su
aria. Pero él no es nada, sólo otro más que se subió al tren en marcha a hacer
de carbonero o revisor.
Vamos a creernos
que los partidos no manejan negro, no imponen mordidas, no aceptan maletines a
cambio de concesiones o contratas, no se aprovechan del dinero público; que no
lo necesitan para sus mantenidos, sus estructuras de poder ni sus campañas para
conservar ese poder. Vamos a creernos que lo de Bárcenas, Gürtel, ERE,
Invercaria, Mercasevilla y tantos otros son singularidades, monstruos que han
aparecido en la pequeña bañera de la política. O podemos pensar que hay una explicación
más sencilla a que existan tantos pillos listísimos con el talento y la
valentía para engañar a los partidos, las administraciones y la Ley. Una
explicación más sencilla en que los apuntes de Bárcenas, el mecanismo burlador de
los ERE, los sobornos de Mercasevilla, los bodorrios de Gürtel, el dinero gastado
en el bingo de Invercaria; todo eso, encaje perfectamente. Podemos decir que
Bárcenas es sólo un delincuente que miente o tergiversa para protegerse. Podemos
recurrir a los “cuatro sinvergüenzas” en el caso que sea. O podemos ver cómo
todo se une con un suave chasquido y define nuestra política. Los tribunales
irán decidiendo, pero nuestra inteligencia no necesita ponerse encajes para
hacer un juicio político y ético ante lo que se presenta a nuestros ojos: esto
apesta.
Hemos tenido
mala suerte. Una crisis económica que nos tumba y una crisis democrática que
nos puede paralizar. Bárcenas lo ha soltado todo ante el juez, y con papeles
que arden como si ardiera el mapa de España. Ha cantado el aria de Fígaro, el Non
più andrai, en una ópera bufa en la que no sólo andan condesones y criados del
PP, sino todo el sistema político español, hecho de partidos todopoderosos con
alcahuetes y viejos y mozos y lujurias. Rajoy o Griñán lo seguirán negando,
pero todo se hunde. Limpiar los partidos y el país va a ser difícil ahora, comiéndonos
los mocos. Hemos tenido mala suerte, o no hemos castigado a tiempo a los
mentirosos, los corruptos ni los memos de la política. Por sectarismo, por hinchada,
por odio de labriego, hemos permitido que los partidos se pudrieran mientras
nos contentaban con baratijas. Nosotros también tendremos que cantarles non
più andrai en las urnas, o nos matarán entre tontos y mangantes.
1 comentario:
Perfecto reflejo de como vemos unos cuantos esto. Todo el sistema está montado para controlarlo todo. Hay esta la clave de una inmensa máquina de hacer dinero.
Hay que votar a partidos alternativos, UPYD?, eso si que les da miedo.
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