5 de agosto de 2007

Somos Zapping 05/08/2007

Televisión sin tiempo. El verano nos iguala a todos por los pies. El verano es una indecencia estética que sólo se salva por la alegre cercanía del sexo a la vista, evidente, desvelado. La televisión suele seguir las estaciones y se acomoda al resudor de la gente, por eso huele ahora a chiringuito y a sandía pisada. Sin embargo, en Canal Sur, que funciona a base de barreduras todo el año, el verano no supone este deschanclamiento radical. Los refritos, las videoteces, las galas larguísimas con los saldos de la tierra, las películas baratas, los programas para el personal que no se levanta de sus mecedoras, son los de siempre con alguna cara añadida y con otro nombre que parece más mojado, pero ya está. Sí, me doy cuenta de que Canal Sur es la televisión que se mantiene todo el año en su hoyo veraniego, en el rebozo de su dominguerismo. Poner a María del Monte por Alicia Senovilla, o que sea Carmen Janeiro la que nos presente los vídeos de chocazos en vez de Ismael Beiro, no es más que cambiar unas chachas por otras. Pero están los mismos sevillanistas mofletudos, las mismas marujas corraleras, el mismo bodegón con botijos y pan duro. No hay más novedad que una sobreabundancia de corridas de toros por la tarde, como nuestro ciclismo de establo. Canal Sur es la televisión no ya sin estaciones, sino sin tiempo. Veo a Rafael Cremades, que va a presentar a El Arrebato en una feria; veo a Juan y Medio como a Mary Poppins (¡también con El Arrebato!) ante sus niños sabihondos; veo un programa que uno creía extinguido, Furor, que se diría hecho con gente borracha, pero no, solamente parecen idiotas... Los veo y es imposible saber si son actuales o si se emitieron hace años. Ropavejeros, cansinos, repetidos, pestosos, con su eterno manguerazo de horterez. No es el verano. Canal Sur es así.

Un niño, niño. Su programa es inagotable, la olla sin fondo de la tarde. María del Monte es la musa de esta columna y uno ya se la imagina con sus atributos de una manopla y un cucharón. Los jubilados buscando el amor como la bolsa de agua caliente ya están un poco pasados y el nuevo filón ternurista lo han encontrado en las ecografías en directo, barrigas como de chicle y padres emocionados que no sabemos si es que no han conseguido cita en el SAS o es que quieren adelantar a los monstruitos de Juan y Medio empezando su estrellato en el útero. La cosa da para muchas gracias de partera y para ver a los padres andaluces orgullosos de la picha que se le ve al hijo. “¡Un niño, niño!”, exclamaba María del Monte ante la imagen de los testículos de un feto, para que luego salgan los modernos y las feministas queriendo desgenitalizar la sociedad y derrocar el androcentrismo y la falolatría. Los huevos gordos del niño eran la alegría de esta pareja (hubiera estado bien ver a Olga Bertomeu comentando la jugada) y toda esa celebración de la fertilidad y el macherío les hacía parecer padres amazónicos. Pero ellos querían que el niño fuera cantante “para que les sacara de pobres”, con lo que ya descubríamos que más que amazónicos eran genuinamente andaluces. Otro padre le decía a la señora que no descansaría hasta tener un “Miguelito” para poder ver con él el fútbol, ya ven cómo anda aquí la igualdad que pregonan los políticos y la consideración que aún merece la mujer como alacena de niños y juguetería para el esposo. Pues para esto sirven estas ecografías, para hacernos a los andaluces la primera foto granjera, tribal, antigua, de los machitos y las hembritas como dicen las señoras mayores; ese tipito de familia un poco a lo franquista que parece que es la que se sigue llevando paradójicamente en esta tierra tan remodernizada y progre.

Podcasting para Los del Río. Inevitable hablar de modernidad y RTVA... Esto es lo que le parece a Rafael Camacho, claro, porque a los demás nos suena a la madre de todas las paradojas. El antiguo vocero socialista y manejador de la máquina de atontar que es la RTVA ha presumido en una conferencia de la UNIA, y así nos lo hacían llegar los informativos, de su podcasting, sus descargas de noticias desde la web y la cercana maravilla de una televisión a la carta. Bajarse una actuación de Los Marismeños o una de las ferias presentadas por Los del Río en Canal Sur... Sin duda, imposible más modernidad.

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