18 de mayo de 2011

Somos Zapping: Cantar como los muertos (2/05/2011)

Nacidas para cantar. María Teresa Campos y Rocío Carrasco también son ya folclóricas por ósmosis o por delegación. Rocío Carrasco, de profesión hija, me interesa menos, pero María Teresa Campos fue una gran periodista y por eso esta decadencia suya a lo Carmen Sevilla me entristece. Las dos, en fin, se encargan ahora de presentar un poco a codazos y un poco pisándose la cola esta cosa de Nacidas para cantar, que viene a sustituir a la copla pero como cambiando sólo el piano por un ataúd. Eso de hacer un programa con un mito de cuerpo presente le da un aire estancado de velatorio o cripta que dan ganas de abrir una gran ventana en el plató. No importa mucho quién cante, sino estar siempre entre la lágrima y el vahído, mientras el espíritu de Rocío Jurado flota por allí perdiendo horquillas desde el más allá. Aquello comenzó con unas imágenes de la Jurado cantando el himno de Andalucía, con lo que nos querían decir que buscan otro Mesías del pueblo, esta vez entre mujeres de pecho volcánico: la nueva Rocío Jurado, la gran artista que nos dirija otra vez hacia lo de siempre, hacia la contemplación de nuestros quejidos, pues sin eso creen que estamos perdidos y sin madre. Pero yo diría que más bien están buscando a otro Falete. No se ven más que imitadoras y arañadoras del micrófono, y el intento de este programa por llenar un altar vacío sólo resulta patético. Es como si la la eternidad de Andalucía necesitara que un vivo sustituyera a un muerto en el mismo oficio antiguo que tenía, como si buscaran heredero para el último sereno cuando ya no tienen sentido los serenos. Ya no es posible una Rocío Jurado, igual que no es posible una Lola Flores y ni siquiera una simple cerillera. Pero aquí seguimos muy enmadrados con el pasado, quizá porque sin eso nos quedaríamos sin saber qué hacer. Es lo que hace cementerial a este programa y a toda esta Andalucía folclórica que se llena de jóvenes envejecidos adoradores de tumbas, con sus vestidos como harapos arrancados a los cadáveres, con sus formas y cantes muertos levantando un tétrico polvo de ceniza y menesterosidad antiguas. Nacidas para cantar... como los muertos. No hay más propósito ni esperanza en esta Andalucía toda duelos y mortajas.


Saque bola. Este Saque bola de ahora no tiene nada que ver con el de Emilio Aragón, cuando Canal Sur comenzaba. Recuerdo que en mi primer piso de estudiante en Cádiz todos lo veíamos, aunque en verde, porque a aquel televisor nuestro se le había ido un color como para hacer juego con la escasez, la provisionalidad y las patas cojas de todas las cosas entonces, cuando iniciábamos la vida universitaria o la vida sin más. Este Saque bola es todavía peor y aún menos original. Tanto anuncio (hasta en los informativos) para que nos traigan al final un bingo, el bingo cartonero de siempre, el de las viejas, el de las películas de Esteso, que era el Torrente de la época. Menuda inventiva. Cantar línea o bingo mientras los concursantes, bastante animalescos, realizan pruebas como llenar globos hasta que exploten o cascarse huevos en la cabeza. Vamos, ni en lo de Torrebruno, ese concurso de los tigres contra los leones que parece hasta sofisticado en comparación con esto que Manu Sánchez presenta haciendo bastante más el payaso que Milikito. Y los premios, qué cutrez: frigoríficos, lavadoras, 500 euros en productos ibéricos, compras gratis en Covirán... Hasta los grandes, un crucero por cantar línea y un viaje al Caribe para el bingo, tienen la altura del sueño de una pareja poligonera de novios o de jubilados que bailan Los pajaritos en las discotecas. Pero además de las pruebas de Torrebruno y los premios como patrocinados por una ferretería de pueblo, hay que soportar a los concursantes mostrando sus habilidades idiotas: aplaudir con los pies, tener una cicatriz en el culo o tocarse la lengua con la nariz. Y, por supuesto, la molesta e incontinente presencia de Manu Sánchez, que va cargado de gracietas chuscas como el que va cargado de gases por un potaje. Manu superó a todos sus concursantes cafres metiéndose orgullosa, profunda y golosamente la lengua en ambos agujeros de la nariz. Vaya el del humor inteligente... Qué espantoso, inoriginal, cutre, ridículo, simiesco y larguísimo engendro. Casi prefiero volver a ver a Milikito. Incluso en verde, como en mi piso de estudiante.


Innovaciones del año pasado. A Tecnópolis se le han acabado hasta los sombrajos para inventarse innovaciones, así que tiene que repetirlas. Esta semana nos pusieron, tal cual, el mismo reportaje del año pasado sobre las flamencas llegando en metro a la feria de Sevilla y el taller de costura en pleno Real. ¿O el programa entero era repetido? Poder repetir un año después un programa sobre innovación lo dice todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Luis Miguel Fuentes ... usted sí que es una espantosa, inoriginal, cutre y ridícula persona.