3 de abril de 2013

Somos Zapping: Los ERE en el destripe nacional (01/04/2013)



Fuera algodones. Ya están los ERE en el ágora nacional, entre los tertulianos con peto, en las televisiones piscineras, con publicidad por el medio, con el share de muslos y morbos y bolsazos, con verdades y amarillismo. Zoido estuvo en 13TV hablando del caso (lo presentaron como “alcalde de Sevilla”, ay, que es en lo que se va a quedar porque trabaja mucho para ello), pero ya saben que ciertos rincones de la TDT sólo son para devotos. Más significativo fue que trataran el asunto en Telecinco, más plaza del mercado que celosía de creyentes. Si los ERE han llegado a El gran debate de Telecinco es que ya están en el destripe oficial del país. Pero esta vez han llegado como filón. Nuestros chorizos domingueros, nuestro dinero paleto y nuestros políticos distraídos dan para el primetime zarzuelero de toda España, pero sobre todo hay nombres y cargos (Chaves y Griñán) que salen con pinta de ahorcado, y el personal querrá seguir viéndolos amoratados hasta que palmen o se corte la cuerda. No es un programa que me guste, con menos ratos de seriedad que de pressing catch y diseñado para sobreexcitar y azuzar a hinchadas infantilmente, pero al menos el caso quedó bastante claro. No se limitaron a sacarnos los caretos de esos garrulos con billetes de 500 en el paquete, sino que fueron al meollo, al hecho de que se diseñaron mecanismos y estructuras con el objetivo de convertir una partida presupuestada y legal en un fondo discrecional e incontrolado que (fuera esa la intención inicial o no) terminó sirviendo para el enriquecimiento de una trama criminal. Ni los espíritus de las Mama Chicho pueden ensombrecer ciertas evidencias. Hasta Javier Sardá dedicó pullas a la corrupción andaluza. El caso ERE ha salido definitivamente de los algodones, mimos y convenientes lijados de Canal Sur. Es precioso cuando las verdades suenan, además, a herejía.
  

El mismo signo. Cristos con canana, Vírgenes con bastón de mando, legionarios santeros, civilones de primera comunión, alcaldes monaguillos… Esta Semana Santa, Canal Sur nos ha puesto clavos y flores para comer y cenar todos los días, nos ha dado catequesis con buril, se ha desparramado en el meapilismo como un manto… Pero sería injusto decir que esta especie de nacionalcatolicismo que tan bien mece sea cosa suya. Canal Sur sólo lo recoge, lo agiganta y lo aprovecha, como tantas otras cosas. Pero ya estaba ahí. Somos así, como una luz de la España negra. La pulsión de la muerte, las perlas de la sangre, la superstición de las piedras… Pero, más que nada, el escenificar, glorificar y perfumar el sometimiento de todo individuo y autoridad a una religión; que igual en el alma, el ayuntamiento, la garita o la televisión, todo parezca arrodillarse, como en un Medievo sobrevenido, ante el mismo signo. El otro día, el profesor Alfonso Lazo escribía aquí que, más o menos, Canal Sur colabora en corromper una religión más verdadera o pura al reducirla al folclore cofrade. No estoy de acuerdo. La religión es precisamente eso: miedo y amor a las piedras, a los rayos y a la muerte; magia en los palitroques, las copas y las trenzas. Lo demás (la teología, la escolástica) sí que es un artificio: el intento desesperado (y fallido) de racionalizar lo irracional, de alforzar la filosofía clásica para justificar unas convicciones previas ya asumidas por la revelación, la fe o la comodidad. Decía Nietzsche en El Anticristo (cito de memoria), que “lo que tiene de criminal la religión aumenta en la medida en que se acerca a la ciencia”, y que el peor criminal sería “el filósofo” (religioso, se entiende). Evidentemente, no creo que la religión sea criminal, pero sí que cuanto más se quiere acercar a la ciencia, más tramposa se vuelve. Todo esto le da igual a Canal Sur, que sólo sigue a la masa, haga genuflexiones o chistes púbicos. El nacionalcatolicismo de La Nuestra nos ha metido por los ojos catecismos de oro, Cristos con chubasquero, soldados salomónicos, concejales querubines y hasta romanos y pelucones de Judea de horrorosos péplums de serie B. Pero por las calles ya paseaba antes lo que éramos.

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