La parusía. Deberíamos volver a ver todos Metrópolis, ahora que las injusticias y los apestados generan otras injusticias y otros apestados. Volver a darnos cuenta, mirando aquellas cúpulas como zepelines y aquellas máquinas con mandíbulas, de que hasta la lucha justa puede llevar al desastre y de que avivando el conflicto encuentran los seres miserables ganancia y consuelo. “Mediador entre el cerebro y la mano ha de ser el corazón”, proclama la película. Pero todo eso parece sólo Art Decó cuando la guerra política vive de las hogueras que levanta. Porque de eso se trata. En el decreto de la Junta, que ha rejuvenecido al comunismo apropiador y ha enardecido a los que hacen piñatas con los banqueros, veo más efectismo que efectividad, teniendo en cuenta no solamente ese parque de viviendas desocupadas de la propia Junta, sino el general fracaso en su política en ese ramo. Veremos si se salvan pobres o sólo eslóganes, si la leche saldrá más cara que la vaca o si sólo estamos pagando el traje guerrillero de Elena Cortés y la boina bolivariana de Valderas, igual que los trajes de flamenca de la concejala de Los Palacios. Ojalá no se tengan que llevar más a esas familias con las rejas de su ventana en las manos, pero ojalá tampoco estén cambiando unos náufragos por otros. En El gran debate de Telecinco, que trate lo que trate siempre huele a bragueta, salió el mismísimo Griñán justificando y dulcificando el decreto, pero también nos enseñaron a promotores con más cara de tiesos y de acojonados que sus inquilinos. Para Canal Sur, sin embargo, no había dudas ni recelos ni peros, sólo la parusía, la salvación que ha vuelto a descender sobre nuestras cabezas, la Junta que una vez más abre los mares para rescatar a sus hijos. No sólo en las noticias, también en Andalucía directo, y hasta en el programa de los viejitos Juan y Medio; en todo Canal Sur parecía que tocaban esa campanilla de la hora de comer de La casa de la pradera para explicarnos alborozados, una y otra vez, día tras día, las bondades del decreto; para mostrarnos a las familias redimidas entre sus cacerolas y su agradecimiento lloroso contrapuesto a imágenes de policías con mazo y porra… Sí, ojalá nos salven de verdad. Pero yo desconfío de esas salvaciones que llegan con la arbitrariedad de los dioses y la oportunidad de los mercaderes. Y desconfío aún más (hasta el desprecio) de los que dicen salvarnos después de habernos tirado al agua y haber montado con eso un negocio de gondoleros chulazos.
Megaperls. El Consejo Audiovisual de Andalucía es como esos laboratorios
falsos de los anuncios de detergentes donde la marca siempre gana en blancura a
toda la competencia y a todos los churretes. Y la que deslumbra en el tendedero
es, claro, la RTVA. A este consejillo que manejan gaiteros del Partido sólo le
falta sacar un informe lleno de megaperls
oxiaction. En las noticias de Canal Sur se hacían eco precisamente de las
conclusiones de su último Barómetro Audiovisual, especie de experimento con
baba de caracol. Estoy seguro de que no preguntaron a andaluces borrachos o
cachondos. Yo creo que, simplemente, es lo que sale al juntar el conveniente
cocinado con el nivel de atontamiento que ha conseguido Canal Sur. Rían o
lloren, según les coja el cuerpo, con las conclusiones: Canal Sur es la cadena
“con mejor programación en conjunto”, “siete de cada diez espectadores
considera que hace una labor de difusión de nuestra cultura sin caer en
estereotipos (!?)”, “en cuanto a los informativos, la objetividad y la
pluralidad son las características más valoradas (!!!)”, “las dos terceras
partes de la población andaluza detecta una evolución positiva de la calidad en
la RTVA”… Así fue la teletienda, con sus
detergentes y quitapelusas…
Disimular. Es cierto que Jesús Vigorra lo intenta. Miren que el otro día
hasta le preguntó por el escrache, de sopetón y sin venir a cuento, a una
invitada favorable, para hacer que el público aplaudiera enfervorecido. Sí, lo
intenta, pero sé de buena tinta que Pido
la palabra va a presentarlo pronto Wyoming. Total, ya no tiene sentido
disimular.
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