14 de marzo de 2013

Somos Zapping: Telenovelas de cieguecitas (11/03/2013)



Dramones. El público se levanta, aplaude como en algo de Xuxa, y Toñi Moreno hace un saludo torero. Están excitados porque pronto podrán ver cómo se lanzan mendrugos a la miseria y a sus humedades en directo, especie de lapidación en la caridad. Ya conocen el espectáculo, la mendicidad televisada. Inagotable y honda mina. En material y en negocio. Porque tras esas exhibiciones de indigencia hay gente que gana mucho dinero. Seguro que Tiene arreglo logró buena audiencia el lunes por la noche, y que los anunciantes se alegraron mucho del éxito que tuvo la historia de ese hombre de 34 años, casado y con tres hijos, desahuciado de su hogar, enfermo de cáncer (el segundo que padece), tan débil por la quimioterapia que apenas podía hablar, y viviendo en una casucha que se desguazaba a su paso, poco más que un cajón de gato… Pero no es sólo este programa. Canal Sur entero parece haber decidido convertirse en desgracia con mirones, en tragedia corralera, en telenovela de cieguecita. Esta semana me han sobrepasado la cantidad, la intención y el peso de las calamidades, las lágrimas, las desdichas, las historias sanguinolentas y los dramones conmovedores o sólo enfermizos. Si lo de Tiene arreglo les parece comedido, 75 minutos nos traía historias de amor con un parapléjico o un sordociego con bocio; y Madres, otro programa de emotividad diarreica, nos contaba la vida de una mujer apuñalada que tiene que cuidar de su hijo desde la silla de ruedas. Creo que Canal Sur se relame con las posibilidades que ofrecen estos programas, que dan para mucho aún. Imaginen una mujer ciega y enferma de cáncer que vive bajo un puente y tiene que cuidar a sus trillizos tetrapléjicos mientras su marido, que está parado y necesita un trasplante de hígado, se dedica a rebuscar comida entre residuos hospitalarios hasta que pilla el sida... Así de divertido será Canal Sur, ya le falta poco. Pero es estrategia. Estas fatalidades folletinescas hacen que los demás relativicen y hasta olviden sus penas, y en una región pobre y castigada como la nuestra, es algo importantísimo para los que gobiernan. La gente, parada, tiesa o machacada por la crisis, aún se puede sentir afortunada de no estar en el programa de Toñi Moreno pidiendo un colchón para morirse. Sienten que no merecen quejarse, y eso es bueno para el poder. Con la exaltación del martirologio, la bienaventuranza del sufrimiento y el festival de la mendicidad, Canal Sur enseña a soportarlo todo y, aun en las más duras circunstancias, transmitir que vivimos en un lugar lleno de esperanza, solidaridad, alegría y bondad… Al fin y al cabo, ésa ha sido siempre la estrategia de Canal Sur y sus dueños. Y aquí se la tragan. Cualquier cosa menos rebelarnos y cambiar de una vez nuestro papel de perpetuos menesterosos.
  

Bondad por la pata abajo. La condecoración de una lágrima, la joya de un moco, el corazón de la buena gente que se licua y sale por los agujeros como zumo puro de misericordia. Hay que llorar, hay que exhibirse en la ternura, hay que mear la bondad enseñando la picha. Ante las desgracias o la melancolía, da igual, hay que llorar. Incluso cuando uno participa en la aciaga máquina de atontamiento, resignación y parálisis de Andalucía que es Canal Sur, hay que llorar y admirarse en el monitor como una madrastra. El espectáculo de la pena y el espectáculo de la pura compasión que no puede evitar irse por la pata abajo. El oficio de ser bueno, que en Canal Sur hace millonarios. Yo no recordaba haber visto nunca a Juan y Medio llorando, de repente, ante uno de sus viejitos. Pero debe de ser corriente porque me he dado cuenta de que, en el lateral de su sillón, allí cosida o pegada, el presentador tienen siempre una caja de pañuelos de papel, lista para la presumible, programada o profesional llorera. Los ojos rojos, los hondos suspiros mientras el público admira, en silencio, tan espontánea sensibilidad… No tendremos a nadie que nos solucione los problemas de verdad, pero eso sí, los que tienen el oficio de agradarnos con llantitos son ya un rico gremio en Andalucía. 

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