14 de agosto de 2013

Somos Zapping: Barenboim no tapa a María del Monte (12/08/2013)


Coros y danzas. Gibraltar es una muela de juicio contra el cielo, “una espina clavada en el corazón de los españoles” que decía la retórica franquista, o quizá sólo un casino flotante con cañones. El caso es que de vez en cuando se descuaja del mapa y de la niebla y se mete en los ojos de la política, el sentimentalismo o la teatrería. El Peñón alimenta una especie de patriotismo de gol de Zarra o de revancha de Francis Drake y la gente se pone muy cervantina con estas cosas, a lo Federico Trillo. Aunque los llanitos parezcan ingleses caleteros o españoles que se hacen los zurdos, ellos se sienten sobre todo gibraltareños. Seguramente porque el Peñón no es una patria ni un caballo de Troya, sino un negocio; un negocio con velador y ruleta, y eso sí que produce devoción. Pero aquí siempre parecerá que nos han robado un Cristo los del pueblo de al lado. Y a lo mejor lo robaron, porque el Tratado de Utrecht decía sobre el castillo y la ciudad que “dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial, y sin comunicación abierta con la región circunvecina de tierra”. Pero bueno. Ni vamos a declararle la guerra a Gran Bretaña ni Gibraltar nos va a atacar con monos, así que lo que queda es este juego entre la diplomacia y Gila que hemos visto en todas las televisiones. De Gila parece lo que dijo Rajoy, que van a tomar “medidas aleatorias”. ¿Tirando dados? ¿Lanzando una moneda? A veces uno desearía que nos invadiera Gran Bretaña. Me imagino a los británicos tomando posesión de la Junta como de Borneo… El caso es que las televisiones han sacado muchos barcos de guerra y lanceros de embajada, pero lo fundamental es que los desplantes de unos y las ganas de borrar titulares de otros están perjudicando a trabajadores y negocios de la zona, que pasan de jugar al Risk. Pero aún veremos a Margallo haciendo que espía vestido de lagarterana. Coros y danzas del patriotismo y el disimulo.


El pin de Blas Infante. Blas Infante se muere cada año con menos viudas. Están ya peleadas o aburridas de ese difunto simbólico en el que se han posado todas las palomas ideológicas también por una lealtad simbólica o sólo repetitiva, como con una vieja tía que se visita. Personalmente, creo que Infante dijo más tontadas que otra cosa, aunque quizá sea más importante pensar en sus objetivos: dignidad, libertad y justicia para un pueblo castigado. Objetivos que no sé si les importan a todos los que lo han usado de pin. Veo en las noticias de Canal Sur que Valderas y Maíllo se van a la carretera de Carmona a zurear a la patria y a su pastor y a defender el “poder andaluz” atacado por Rajoy y la Troika, que así dicho parecen robots del Doctor Infierno. Siempre recuerdo que el primer Estatuto establecía como uno de sus objetivos principales el pleno empleo en Andalucía, ya ven el sarcasmo. Pero todo es culpa de Rajoy y la Troika, sin duda, no de los que llevan aquí más de 30 años en el poder,  los socios actuales de IU. Esta IU que ahora levanta el puño ante la estatua de Blas Infante, más atropellado que fusilado, mientras quiere enterrar los ERE rapidito y gobernar con los administradores históricos de nuestra miseria aunque signifique comer en el estercolero. Y comerán, porque Maíllo tiene cara de hambre como los poetas en los cócteles.



Con la cultura. Lo de Barenboim en verano es un arabesco de música, dinero y mestizaje y por eso le pega tocar en la Alhambra, que parece acompañarlo con su propio laúd mojado. Nos lo mostraban para rematar las noticias, con el preludio del primer acto de Los maestros cantores de Núremberg. Pero lo gracioso fue el rótulo: “Canal Sur con la Cultura”, con la ce mayúscula inscrita en un círculo, que así debe de ser más cultura. Todo el tiempo coplas de planchadora y sevillanistas acecinados; flamenquito de botellón, melenitas llorones y rumbita harta de rebujito (con toda una cadena, Canal Fiesta Radio, consagrada a ello), y dicen ahora que están con la cultura. Ya sé que la Junta se gasta mucho dinero en él, pero Barenboim no da para tapar a María del Monte ni de perfil.

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