Anuncios. En esta democracia nuestra, corta en palabras, suenan los himnos más que los programas y los eslóganes más que los argumentos. Pero viendo la publicidad televisiva de los partidos andaluces, me he dado cuenta de que, más que de votarlos, me entran ganas de irme a Merkamueble o algo así. El PP ha hecho un anuncio de cola del pan, el de IU es el de una ferretería de pueblo, y el de CA, con gente un poco fumada cantando estribillos de guardería (“yo voy, yo voy” y “anda, lucista”), es una rara conga de raperos soberanistas. Bastante cutres los tres, aunque no sé si es peor esta cutrez o la pretendida sofisticación de los del PSOE, copiando la estética juntera, ya saben, entre la acuarela y el salvaslip. Veo uno como narrado por mimos alucinados, lenguaje de signos para versos marineritos, que me deja algodonoso de ñoñería: “Quiero árboles, ríos y mares; vivir bien; si estuviera en mi mano curar enfermedades, lo haría; no quiero que me regalen la luna, pero sí Internet...”. Creo que faltó, antes del “Andalucía suma y sigue”, un cachorrito haciendo rodar papel higiénico. Tengan cuidado, pues, no vayan votar por error a Leroy Merlin, a Fanta limón o a Ausonia.
7 de marzo de 2008
Somos Zapping 07/03/2008 (Especial campaña)
Trampas. A Javier Arenas, en la entrevista que le hizo Marta Paneque, le pusieron todos los cepos que tienen en las tramperías de aquí para la derechona y los fue saltando todos o casi todos. Arenas mejora cuando deja esa cosa tan fea y sospechosa de las “personas normales” y se enfoca en la política de los hechos, más que en las cruzadas que tanto le suenan a latón al PP. Quizá ha decidido con inteligencia que el PP andaluz no puede ser el de Madrid, que parece la cola de Medinaceli. Aquí las llagas de la patria y los domingos de relicarios ni sirven ni son lo fundamental. En cambio, economía, regeneración democrática y eficacia pública, sí. No vino, pues, con el cayado, a abroncar a los sodomitas y a los del becerro de oro, sino con pragmatismo y propuestas, insinuando por fin ese centro que tanto se echa de menos a veces en los populares. Y eso que en Canal Sur tenían bien tensado el alambre de estrangular. Marta Paneque le preguntó si su lema, “cambiar a mejor es posible”, significaba un “reconocimiento de que Andalucía ha ido cambiando para bien”; le recordó las salidas de tono de Ana Mato o Manuel Pizarro y le puso por delante la posibilidad de que se le casara un hijo homosexual y hasta un escenario para la eutanasia. Las preguntas tenían todo el sesgo y todo el veneno que ya se les suponen, pero Arenas respondió bien. Apostó por una Andalucía ambiciosa y se desmarcó de los bocazas a la vez que dejaba claro que fueron críticas a la gestión del PSOE, no a los andaluces. No se puso puritano, dijo que apoyaría siempre a sus hijos y que ante la muerte tendría en cuenta tanto sus convicciones como la dignidad del que está sufriendo. Eso sí, no pudo evitar mencionar, aunque de pasada, que eliminaría la asignatura de Educación para la Ciudadanía, cosa que le volvió a acercar a la derecha de primera comunión. Pero no es sitio éste para que yo vuelva a defender esa asignatura (tampoco evita esto que me espante la actitud de Chaves abofeteando a la Justicia y a la división de poderes). En resumen, vi a un Arenas más centrista y convincente, que no cayó en las trampas de su lado oscuro, o sólo en una pequeña. Puede que Arenas esté ya enterrando a la derechona aquí, y eso es una buena noticia para Andalucía.
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