11 de marzo de 2008

Somos Zapping 11/03/2008 (Especial campaña)

El cheque. En España había ganado un icono, el flautista de la paz, el Buda flaco que la derecha todavía no se cree, pero en Andalucía había ganado otra cosa, algo como una antigua cosechadora. Cuando en la noche larga, con colores nazarenos y los partidos haciendo caja o contando sus colillas, salió por fin Chaves, no transmitió alegría ni venganza, sino sólo cansancio y sueño del oficio, como un sereno o un taxista. Si en Ferraz saltaban los de las golondrinas en el pelo, en Sevilla sólo recogían la mesa. Hubo momentos en que la mayoría absoluta tembló como un párpado. Los porcentajes bajaban cada minuto y cayeron dos escaños en el tiempo que duraba un café. Les ha salvado la vaporización de CA o el silbido de Zapatero, pero han visto los precipicios. Chaves, sin sonrisa, se metía una nueva mayoría absoluta en el bolsillo, pero de otra forma, como la última moneda. Esa cosechadora que es el PSOE aquí da síntomas de ahogo, pero aún tiene su tamaño de monstruo. “Hace cuatro años señalé que la mayoría absoluta no iba a representar un cheque en blanco -dijo Chaves- . Sigo pensando exactamente lo mismo”. Y sin embargo, esa mayoría con la que justificaba todo, ese engreimiento de creer que los votos le daban la razón, que lo hacían uno con Andalucía, que le permitían cualquier cosa hasta confundir la democracia con una encomienda, eso es precisamente tomar la victoria como un cheque en blanco. Y en la campaña lo demostró muchas veces. Después de perder cinco escaños, ahora, cuando haya votaciones, el PSOE tendrá que ir a buscar a los parlamentarios que estén meando. No es ni de lejos una derrota, pero puede que les haga reflexionar. Quizá su crédito se esté acabando y no tengan más cheques en blanco.


El paso de gigante. El PP ha roto su techo en Andalucía, ha conseguido más escaños que Teófila cuando vino empujada por el levantazo de Cádiz por un lado y el cansancio del felipismo por otro. Gran parte de este éxito, sin duda, se debe a Arenas. Arenas apareció en la televisión también tarde, como húmedo de palanganazos de madrugada, y mostró una satisfacción contenida y discreta. Ha hecho una buena campaña, ha demostrado capacidad y equilibrio y ha conseguido desprenderse un poco de los tics de la derechona. Era mucho PSOE contra el que luchar para aspirar a gobernar, pero diez escaños más (un “paso de gigante”) ya le convierten en alternativa, aunque mirando otros plazos. Deberá hacer una oposición firme, responsable y meticulosa, y no olvidarse de que no le ha llevado ahí la sillería eternal de la derecha, sino la Andalucía de centro, inconformista, moderada y harta del PSOE.


Hundimientos. Valderas ha mantenido sus escaños y sin embargo parecía enfadado, casi más que Jiménez Losantos el lunes, cuando les echaba la culpa de la victoria de Zapatero a Buenafuente y al chiki-chiki. IU se ha hundido en España, pero es una buena noticia que resista en Andalucía, donde necesitamos esa izquierda que aún sueña con utopías, aunque no estaría mal que se fueran deshaciendo de la herrería novecentista. También necesitábamos la presencia de un andalucismo realista, pero se ha desfondado. Cuando vi en el debatillo de Canal Sur, lleno de arrimados, a Pilar Gónzalez, su pañuelo verde me dio ternura. Se han equivocado porque en Andalucía no cala el soberanismo. Álvarez es un político con ideas y ganas. Ojalá aprendan, ojalá vuelvan.

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