12 de septiembre de 2013

Ouroboros: PP-A 2040 (10/09/2013)


Madrid quería ser olímpico, como si con eso consiguiera por fin su mar abierto al mundo. Ya no se honra a los dioses con jabalina, ni los atletas tienen el mismo público que los filósofos, cuando los Juegos se aprovechaban para difundir las nuevas ideas en el opistódomo del templo de Zeus. Ahora sirven para vender refrescos y sudaderas, y para que las ciudades exporten grandeza, prosperidad y fuentes que sólo han alquilado. Los Juegos han sido usados para dorar dictaduras y tapar miserias, el espíritu olímpico es una paloma patrocinada, y el COI, el mejor trabajo que existe. Pero tener unos Juegos sigue siendo algo que todos quieren. Sobre todo, los pobres. Como esos rocieros que se entrampan. No parece que los Juegos den beneficio más que a las constructoras y a las agencias de viajes, pero a los pobres nos hace ilusión ser ese acerico de banderas, esa piscina del planeta. Recuerden los sueños de Sevilla, monumentados en ese Estadio Olímpico grande para el fútbol y pequeño para la gloria, con ecos y abandonos de canódromo, donde llegan más guitarristas que gladiadores del deporte. Madrid no se ha llevado ese pastel de oro y calcetines por pobre, por torpe o por chuleta. O por la España corrupta. O la derrotista. O porque Rajoy y Botella hacen unos padrinos como de duelo. Lo han intentado igual que con un viejo amor desdeñoso, e insistirán, seguro, cuando, como suele ocurrir, el desprecio se olvide y la esperanza se reinvente para sobrevivir.

La verdad, esto parece lo del PP andaluz. Tras muchos años de imaginar eslóganes y pintar manos de diferentes colores, de moverse de la derecha al centro y alrededores de la calle, de acercarse hasta casi soplar la antorcha de los dioses, resulta que la última y más propicia oportunidad la pierden, como Madrid, por conspiraciones, malas traducciones, desmañas o señores cenizos. Ya, podría ser Madrid 2040 o PP-A 2040, sobre todo si sus guías siguen con el relaxing café, sin tener abanderado y mirándose unos a otros como jugadores de voleibol mal colocados. Además, aún no han acabado con la maldición del pijifacherío que los mata estética e históricamente. El PSOE andaluz es esa gran cosechadora que sigue a su ritmo rumiante pero efectivo, con uno o con otra, con el triste o con la de la comunión, usando la lastimería, el victimismo y la sopichuela. Es lo que les sirve a ellos. El PP, sin embargo, aún no ha encontrado lo que le sirve, salvo para ser guardia municipal. Sin gente, sin imagen (más que la negativa, la rancia, de la que no aciertan a desprenderse), solo tienen sus números, aunque sean los números de la realidad. Pero el andaluz desprecia las cifras de empollón por la candelada del sentimiento. Y ahí el PP no sabe jugar. Poco más tiene ahora, porque Rajoy es una cucaña caída y la corrupción se la pueden devolver dialécticamente. El PP quería gobernar Andalucía pero sus regatistas y azafatos se quedaron con la ponchera preparada. ¿No les parece realista lo del PP-A 2040? Pongan ustedes la fecha.

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