10 de septiembre de 2013

Somos Zapping: Construyendo a Susana (09/09/2013)


Pura nada. Ahora hay que construir una presidenta. De la nada, casi. A partir de una persona absolutamente mediocre, una envenenadora de aparato, un cruzado de partido, sin experiencia, sin conocimiento, sin cultura. Bien, ¿qué tenemos? Es joven y mujer. Pues centrémonos en eso. Y de origen humilde. Estupendo: del pueblo, llana, cercana, uno de los suyos gobernando, alguien que les comprende. Les encantará. ¿Y su discurso? Discurso estándar: lo que ya sabemos que funciona, y lo que la gente quiera oír. Y el cambio. Cambio histórico, cambio generacional, nuevo tiempo, cosas así… Pero tiene que parecer muy enérgica con la corrupción, eso es imprescindible. Si sale bien, puede durar más que Chaves. Y ella va a saber ganar y repartir más y mejor para el partido.
            Me he imaginado esta conversación entre fontaneros o demiurgos del PSOE andaluz, ahora que veo el especial que le dedicó Los reporteros a Susana Díaz, como los que se le dedican a una princesa nórdica en su casorio. Construir una presidenta, construir un mito, empujar a la gente hacia una adoración libre pero rendida, como con las monarquías o los ídolos del pop. Se puede hacer, con los medios suficientes. Y aquí los tienen. Lleva mucho tiempo Canal Sur colaborando en la tarea. Informativo tras informativo, ha ido repitiendo con más o menos disimulo las ideas fuerza, las consignas diseñadas para convertir en gobernante a un soldado de partido, aunque con ambiciones napoleónicas. Ya estaba en ello, aunque en estos días de su éxtasis y asunción, en su debate y en su comunión, Canal Sur ha chorreado susanismo, como ya he escrito. Pero mi experimento hoy es con Los reporteros. “Nuestra comunidad tiene por primera vez una mujer al frente”, empieza el programa. “Un hecho sin precedentes en la historia de la autonomía”, continúan, aunque fuera se adelantaron los del PP. El “compromiso de lucha contra la corrupción” y el “rechazo a los recortes sociales” se mencionan antes incluso de que nos ofrezcan un conveniente resumen de su discurso y del debate, un montaje glorioso, un mural de victoria. Luego, “el barrio popular de Triana” e imágenes de Plácido Fernández Viagas para ubicarla en la historia y la épica autonómica. Dicen “relevo generacional”, rotulan “de género y generación”, y Susana Díaz vuelve a decir que los ciudadanos están “hastiados de la corrupción”. Y en boca de Griñán, oímos “cambio generacional y de género”, “ese cambio y ese nuevo impulso”. Y de nuevo Susana Díaz, “la primera vez que Andalucía va a tener una mujer al frente” (la misma frase con que comenzó la presentadora). Y siguen: “oportunidad de cambio”, otra vez se oye “implacable en la lucha contra la corrupción” y dejan claro que su perfil de partido ha ido “virando hacia otro más institucional”. “Nueva etapa”, “impulsar renovaciones”, dice también Valderas. “Una mujer joven”, “impulso clarísimo”, declara Elena Valenciano. Sí, así se hace una presidenta. Que sirva, al menos, para lo que se pretende. Así se hace una presidenta de la nada. Y, lo más grave, para terminar en otra nada. Puro encaje al viento, pura blancura de la misma nada.


El nivel de la pringue. Estoy deseando que llegue la nueva temporada de Menuda noche, porque las repeticiones de sus mejores momentos llevan acumulándose todo el verano como un montón de pescado bajo el sol. Destilar este programa, sacar los mejores culazos de la copla, arrebatos raciales o gracias arrieras produce una concentración de mal gusto del todo venenosa. Pero siempre es posible superarse. Pueden juntar todo su fandanguerismo con Arévalo, y que encima llame al programa La Bombi, como vi hace poco, en un nivel de lo cutrerrancio parejo a José Luis Moreno. O pueden invitar al Mani y agasajarlo con un tartazo impresionante, pero hecho de chacina y queso. Sí, todo un cerdo amerengado o un confitero destripado, allí, como gracia u homenaje al hambre carpantuda del andaluz, que sería capaz de comer salchichas de dulce y helado de chorizo. Que empiece ya la nueva temporada y que baje el nivelito. De pringue, al menos.

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