La
caza. En las noticias de Canal Sur dividían la
pantalla entre la imagen de la jueza Alaya y la de Chaves y Griñán, como el
cartel de una velada de boxeo. No es sólo un recurso gráfico, sino que es así
como lo presentan. No se trata de dos ex presidentes autonómicos (y otros) pendientes
de la justicia por lo que han hecho o dejado de hacer (el auto habla de “presuntos
delitos de prevaricación y malversación entre otros”). Canal Sur lo trata más
como una lucha o una persecución a paraguazos de una aviesa señora contra
pacíficos abueletes de la autonomía. El foco no está nunca en los graves hechos
que se plantean, sino en quien los señala, cruel como un cazador de focas. No
parece que sea una jueza haciendo su trabajo, sino una maníaca que quiere matar
al PSOE con hielo y veneno. El informativo de aquella noche había abierto así: “La
Fiscalía Anticorrupción estudia el último auto de la jueza Alaya para
determinar si se ajusta a derecho”. Ése era el titular, no que una juez
instruya derechos a dos ex presidentes porque ve indicios para solicitar su
imputación. Incluso aunque el auto no fuera necesario, incluso aunque esa
instrucción de derechos fuera formalmente defectuosa (se verá), eso no cambia
para nada el fundamento, la gravedad y la cercanía de esa petición de
imputación. “Se trata de un nuevo auto polémico de la jueza Alaya, presentado
en un momento político crucial, y que según algunos expertos jurídicos, está
lleno de filigranas que podrían incluso rozar la ilegalidad”, destacaba la
imprescindible Bárbara Ruíz, cronista de todo lo resbaladizo de Alaya. Con uno
de estos especialistas hablaron en directo. El profesor de derecho procesal y
penal de la Universidad de Sevilla, Miguel Polaino Orts, afeó la crónica
anterior asegurando que Alaya sólo ha aplicado el artículo 118 bis de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. No muy conforme con eso, Mabel Mata le preguntó si “es
habitual un auto de estas características”. Si el auto es correcto, por lo
menos que parezca malintencionado. Que las sombras vampíricas de Alaya oculten
las verdaderas responsabilidades.
Campechanos. A Susana Díaz le estropearon el primer picnic de su Gobierno,
como un chaparrón de realidad sobre su té de muñecas, pero pronto se pudo
resarcir pisando palacio. Su audiencia con el Rey tuvo un poco de aquello de La panadera y el emperador. En Canal Sur
veíamos la cara de la presidenta multiplicada por las pantallas, una cara que
parecía haber ganado perfil de moneda y finura de tapiz por la cercanía con la
realeza. Fue un ejemplo muy gráfico del susanismo caleidoscópico que diseña La
Nuestra. Esta muchacha nueva tienen que conocerla los andaluces, parece que han
dicho, y Canal Sur pone espejos y orlas a cada una de sus presencias. Susana
Díaz sigue sin decir nada (un poco como el Rey), aunque lo dice como desde la
pinacoteca o la Navidad de su cargo (como el Rey). Al final, lo único que
podremos afirmar de ella (como del Rey) es que es muy campechana. Ya, con eso,
se ganan el sueldo.
Cutre
pero barato. Canal Sur renueva la parrilla de una
manera rara, como abrillantando sus telarañas, igual que la familia Munster. Nos
van a colocar, a estas alturas, un programa estilo Sorpresa, sorpresa presentado por Merche (pero qué necesidad había…)
y sigue el latazo retrofranquista de la copla, pero por ejemplo nos quedamos
sin Pido la palabra, un espacio
domesticado aunque con destellos interesantes de vez en cuando. Veremos si el
nuevo programa de debate tira más hacia La
clave o a Telecinco, pero pueden hacer ustedes apuestas… Tampoco se renueva
La semana más larga, no porque el
papaconchoquismo humorístico o las pollas de goma sean más o menos servicio
público, sino, creo yo, porque tenía demasiada estrellita y salía bastante
caro. La mañana la llena el drama gratis; la tarde, el achuchón con bolsa de
agua caliente, igual de gratis; y los niños cargantes y los chavales de la
copla, baratos como un organillo con cabra, pueden ocupar noches y noches sin
que decaiga su entusiasmo. Ya que va ser todo igual de cutre, al menos que sea
barato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario