Salvación aviónica. ¿Quién no tiene un primo o un conocido ingeniero aeronáutico? ¿Quién no cuenta en su pandilla con el típico amigote especialista en industria aeroespacial? Si hay algo que abunde aquí es el trabajador de la cosa aviónica, así que lo mejor que ha podido pasar es que vuelvan a encargar piezas del Airbus 350, que acabará con la mayoría de los parados andaluces. Precisamente Carlos María Ruíz nos daba la buena nueva, que sonaba así: “El vicepresidente primero de la Junta se ha referido también a la pujante (!) realidad del sector aeronáutico andaluz”, en relación con “un nuevo encargo para la flamante (!) sociedad Alestis Aerospace”. Cuánta pujancia y flamancia, caramba. Habrá que tener cuidado de no salir volando, de cómo está nuestro sector aeroespacial. Luego, una voz en off con todo el gangoseo y el estilo del Nodo, nos daba detalles sobre la “creación de 1000 empleos directos” y la inspirada y decisiva participación de la empresa pública andaluza Sacesa en el asunto, y, además, nos dejaba esta joyita propagandera: “El conflicto de la multinacional estadounidense Delphi en la Bahía de Cádiz, que dejó en la calle a casi 2000 trabajadores de sólida formación industrial, fue un acicate (!) para la formación de este consorcio, que se nutrirá de muchos de estos trabajadores (!)”. Pues ya ven, nuestra industria salvada y los de Delphi recolocados (una vez más, habría que decir). Creo que Cádiz se va a quedar sin pescadores de mojarras, de toda la gente que se va a colocar haciendo aviones.
Misa socialista. Paré mi zapeo en la Dos de TVE al ver allí a mi amiga Sara Rosique, prometedora y bellísima soprano, y luego me di cuenta de que retransmitían una misa desde mi pueblo. Sanlúcar es un ejemplo llameante del nacionalcatolicismo socialista. Su alcaldesa, Irene García, miembro por cierto de la ejecutiva andaluza del PSOE, cada vez pone más vírgenes y beatas estatuadas en las plazas y más calles con nombre de pasopalio. Aquella misa sobredorada, con un obispazo saludando a “la señora alcaldesa y autoridades” mientras las fuerzas vivas de la ciudad se abanicaban con el Espíritu Santo enjoyonado, parecía una cosa del Palmar de Troya. No sé si los socialistas acabarán con la crisis, pero ir a ese cielo con balcones de los capillitas y los piloneros, seguro que sí.
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