4 de agosto de 2008

Somos Zapping 4/08/2008

TDT. Me han llamado, entre la viudez y la impotencia, trabajadores de una pequeña tele de pueblo. La Junta, cachondeándose de la ley y del recato, los ha dejado en la calle al conceder las licencias de la TDT a empresas de amigotes políticos, a satélites de los grandes grupos mediáticos afines, a forasteros sin arraigo. He hablado con ellos, esforzados locutores de cuarto de escobas, camarógrafos como sherpas que además son montadores y redactores. A algunos los conozco. Son de esa gente que puede hacer toda la parrilla de programación entre cuatro, después de haber perseguido Vírgenes y puestas de sol por las calles; de los que conocen a los chiquillos de los equipos alevines como a sus hijos, de los que llevan años entre pregones lamiosos y verbenas del pimiento, intentando adecentar lo hortera o dejándose llevar por el catetismo, eso da igual. Alguna de estas televisiones que tendrán que cerrar es más antigua que Canal Sur. El caso es que el poder político no solamente ha establecido por los pueblos una nueva red de control, sino que se dispone a acabar con ese modelo de televisión cercana y en pequeño, con los mismos amores y defectos de la plebe, en favor de franquicias y delegaciones de otra cosa. Yo soy de los que ve la tele local por morbo. Sus beaterías y paletismos me dan risa. Pero lo que ha hecho la Junta con estas licencias de la TDT es de bellacos. Me han llamado trabajadores de una pequeña tele de pueblo, y me han contado que habían hablado con la alcaldesa socialista, su única esperanza, por si los recolocaban en la nueva que ha de venir. Vean cómo funciona la cosa. Vean a qué se dirige todo esto.


La reflexión del agua. Han hecho paredes con el agua y han congregado al mundo en una propaganda de parasoles. A la Expo de Zaragoza, especie de oasis con barandillas, ha llegado también Andalucía cargada de viejos pellejos y en Canal Sur parecía que llevábamos el invento de las cataratas. Que las sucesivas modernizaciones de esta tierra que nos intenta vender el poder son un eslogan de refresco lo demuestra el hecho de que a Zaragoza nuestros prebostes han llevado toda la habitual botijería de tópicos, la albardonería decimonónica con la que aún nos definimos: caballos, vino, abanicos, flamenco, gitanas con guitarra y hoguera, el sol como medalla y la alegría como borrachera. Es como cuando uno visita ciertas ciudades monumentales y ocurre eso tan desconcertante de llegar a un rincón donde no se puede encontrar nada que te sitúe en el siglo XXI. Pues ahí estaba, en la noticia de Canal Sur, la Andalucía expositada en Zaragoza, como una diligencia entre la aviónica de este siglo, eternos antepasados de nosotros mismos, sin rastro de segundas o terceras modernizaciones, cantareros de toda aquella agua tan actual y estilizada. Aunque, eso sí, según nos contaba la voz en off sobre las imágenes de la consejera Cinta Castillo, aportábamos un descubrimiento prodigioso, de una tecnología casi extraterrestres: “La aportación de Andalucía a la reflexión del agua llega a la Expo de Zaragoza”, nos decía. Cómo serán nuestros centros tecnológicos que hemos conseguido que el agua se comporte como las ondas de luz o de sonido y sufran el fenómeno de la reflexión. Pero no, me doy cuenta de que aquello no tenía nada que ver con la mecánica ondulatoria y que la frase era solamente una pura tontería. No, ningún invento. A la Expo sólo habíamos llevado canastos, palanganas y romanceros.


Tranquilidad. Desde la Casa Rosa, la reportera de Canal Sur, que siempre parece una monjita en la Plaza de San Pedro, nos contaba risueña el balance del Gobierno andaluz en sus 100 días, una buena nueva que merecería campanas y quizá hasta sonaran de fondo realmente. Luego, las imágenes y las palabras de Chaves: “Podemos trasladar a las empresas, los trabajadores y los ciudadanos en su conjunto un mensaje de tranquilidad, de serenidad y de confianza en las posibilidades de la economía”. Sin comentarios. Se iría Chaves tranquilo de vacaciones después de esto...

No hay comentarios: